«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

martes, 17 de marzo de 2009

Montero Glez, escritor: "Encuentro más literatura entre los escombros que en un campo de golf"


Montero Glez siempre me ha atendido fenomenalmente.Trabé contacto con él tras leer su novela 'Cuando la noche obliga', allá por el año 2004, y comentarla para el suplemento cultural 'Cuadernos' del diario Mediterráneo de Castellón de la Plana. Montero no me conocía de nada y, sin embargo, desde el primer momento me mostró su confianza y me lo hizo todo fácil. Siempre le estaré agradecido por ello. Fruto de este trato cordial han sido numerosos correos, varias reseñas de sus libros y la entrevista que viene a continuación.


Desde su refugio sureño y tras la publicación de su novela 'Manteca colorá', el escritor Montero González ha tenido la amabilidad de conceder a Siglo XXI esta entrevista exclusiva, junto a la que publicamos la singular fotografía que nos ha remitido para la ocasión.

Lo tuyo es hablar sobre el mundo canalla, ¿piensas hacer incursiones en otros ámbitos? Soy poco futurible. Sin embargo, encuentro más literatura entre los escombros y los basureros que en un campo de golf. Se me ha etiquetado como la voz del lumpen pero yo no vengo del lumpen. Lo que hago es dotar al lumpen -una extra clase- de conciencia de clase. Convirtiendo así el lumpen en una clase extra. El lumpen no tiene conciencia de clase, yo se la pongo. Ese es mi juego literario.

Aunque mantienes tu estilo, creo que único en la piel de toro y en el Estrecho de Gibraltar, lo veo más firme, más asentado, ¿es así? Para mi no se puede separar fondo de forma, argumento de estilo. Si tienes una historia que contar y no la cuentas con el estilo que la historia merece, entonces esa historia la malogras. Las historias que yo cuento sólo se pueden contar de una forma. Por lo mismo puedo presumir de haber conquistado mi propio estilo. Folklore Cósmico lo he bautizado.

Tienes la extraordinaria habilidad de imprimir un ritmo increíble en tus textos. ¿Cómo lo haces? Gracias por la felación. He de decirte que el ritmo no es espontáneo y que —en el caso de Manteca Colorá— deseché algo así como el doble de páginas. Lo que me interesaba era mantener el esqueleto de la trama. Luego, mientras estaba en ello, conocí a un guitarrista flamenco, un gitano que me dio la fórmula. Nunca hay que perder el ritmo, me dijo, por sacar una buena nota. Eso es lo importante, pues en el flamenco, música que amo, el ritmo es la base. Y del ritmo sale la melodía. Nada que ver con el clasicismo que pretende enseñar que la melodía y el ritmo van separados y te lo justifican poniéndote la partitura delante.

¿Existen personajes como el Coronel, el Roque o la Sole en tu entorno? Existen retazos. Al igual que Praxíteles, salvando distancias, creó su Venus a partir de trozos de otras mujeres, yo hago lo mismo.

¿Vas a promocionar 'Manteca colorá' por algunas ciudades españolas? Creo que todas las preguntas que puede contestar un novelista están escritas en su obra. Luego hago excepciones como esta, pues me caes simpático y tu trato siempre ha sido bueno. Pero el andar de aquí para allá me quita tiempo para escribir y sobre todo para leer que después de fornicar y escuchar flamenco es lo que más me gusta de la vida. Pero lo que te iba diciendo, que mis editores quieren hacer presentaciones. Sobre todo Madrid. Yo se lo pongo difícil.

Según me explicaste la otra vez, tus novelas se iban a traducir a otros idiomas. ¿Me puedes explicar cómo coño se traduce 'pisha' al holandés o al ruso? Eso se lo tienes que preguntar a mis traductores.Creo que tienes alguna otra novela, además de 'Sed de champán' y 'Cuando la noche obliga', que se publicó en su día.

¿Para cuándo una reedición? Como Roberto del Sur aparecí hace diez años con Al Sur de tu cintura. No sé que valorar más de aquello, o mi osadía por querer publicar esa puta mierda o la valentía de Blanco Chivite por editarla. Era una novela abortada aunque según Pérez-Reverte, ya apuntaba maneras. Pero lo que te iba a decir, qué coño, que Al Sur de tu cintura es Manteca Colorá diez años después. Recuerdo que la escribí a mano, como todo lo que hago. Y que por aquel entonces andaba por Madrid con una anemia galopante. Y que por las mañanas me iba hasta la Delegación de Hacienda a pasarla a máquina, entonces la informática era asunto para privilegiados y en las oficinas de Guzmán el Bueno había una fila de ellas para rellenar las declaraciones. Y allí me ponía. Luego, el editor Blanco Chivite, repitió. Publiqué Vivir de Milagro, una colección de fórmulas a la hora de solucionar problemas prácticos como cortes de luz y de agua. El otro día me ofrecieron reeditarlo. Pero me negué.

¿Se han acabado ya tus problemas con las editoriales? Nunca he tenido problemas con los editores. En todo caso algún editor ha querido tener problemas conmigo. Mira, de Blanco Chivite, mi primer editor guardo una bella memoria. Igual ahora me pasa con Mario Muchnik que es un editor muy especial pues como él ya no quedan. Su labor es de mérito, Chatwin, Cortázar o Alberti son sólo algunos nombres. Lo que hace él es poner en contacto al autor con su obra, nada que ver con otros que su única labor consiste en poner en contacto al escritor con el público. Siguiendo con los editores quiero destacar a las hermanas Tey, unas macizas que sólo citarlas me ponen cachondo. Y también es agradable en su trato Aurelio Major con el que trabajé un reportaje para la revista Granta. No me puedo olvidar tampoco de la gente de Random House Mondadori, de Maria Casas y de Juan Díaz, personal joven, con brío y que apuestan y arriesgan en cada libro mío que reeditan. Ni de Menchu Solis, que ha tenido mucha paciencia conmigo. Luego están los extranjeros, Anne Marie en Francia, con la que río mucho por teléfono. Cada vez que llamo se pone. Y si lee esta entrevista pues le mando un beso. Muac.

¿Has conseguido ya vivir de la literatura o todavía las pasas putas? Mira, nunca se pasan putas. Cuando escribo lo paso bien. Ayer mismo, viendo la película que Huston dedicó a Lautrec hay un dialogo memorable entre el pintor y la modelo, en el cual Lautrec explica que Leonardo pintó a la Gioconda por encargo. Y que luego el marido como no le gustó el retrato se lo devolvió. Y que fue el tiempo el que hizo de aquel cuadro una obra de arte. Entonces la modelo le pregunta a Lautrec qué de qué le sirvió a Leonardo pintar a esa mujer. Y Lautrec responde que para disfrutar mientras la pintaba. Creo que no puedo contestar mejor a tu pregunta.

Por último, ¿cuáles son tus escritores favoritos? No creo que tengas sitio para poner a todos. Pero vamos a intentarlo. Te diré los escritores en castellano: Valle, Baroja, Quevedo, Aldecoa, Ferlosio, Marsé, Mendoza, Muñoz Molina, Antonio Iturbe, García Márquez, Onetti, Rulfo, Cortázar, Jodorowsky, Vargas Llosa, Ribeyro, Arlt, Elmer Mendoza, Iwasaky, Mallorquí, creador del Coyote, Blasco Ibáñez, Marcial Lafuente Estefanía, Galeano, Vázquez Montalbán, Rafael Azcona, Cabrera-Infante, González Ledesma, Gabriel Ruiz Ortega, Fernando Vallejo, Pedro Lemebel y Eduardo Galeano. Ah, y Sánchez Abuli, creador del Torpedo de los tebeos y que a mi me ha influido mucho, sobre todo a la hora de cerrar el capitulo final de Manteca Colorá. Si lee esta entrevista que sepa que le debo una juerga.

El Eco.


(Esta entrevista fue publicada en SIGLO XXI, el 6-12-05).

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