«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

jueves, 10 de diciembre de 2009

‘Solos de jazz’ de Adolfo Marzal: Una novedosa apuesta por la escultura

Herme Cerezo/Siglo XXI, 02/01/09

Ha sido entrevistador, motero — motocicleta Enduro incluida — y casi desde siempre escultor autodidacta. "En el año 1992 comencé mi andadura en solitario, a pesar del rechazo de los galeristas de entonces". Durante un tiempo anduvo vendiendo y exponiendo sus esculturas por tiendas, cafeterías y comercios de Valencia. En 1999 entró a formar parte como artista del elenco de la galería Ibalart y desde allí ha paseado sus figuras de papel y cartón por Interarte (Valencia), Feria del Arte (Sevilla) o Dearte (Madrid). Aunque "la plastilina fue siempre mi juguete favorito", alumbró sus primeras formas "modelando figuritas, un pez, una flor, un rostro, con las migas de pan que mis hermanas desechaban para guardar la línea". Ésta es la tarjeta de presentación de Adolfo Marzal (Valencia, 1962), un escultor que precisa mantener continuamente sus dedos ocupados porque su oficio, la escultura, el modelaje, es una necesidad vital: "es como cuando una persona, que está hablando por teléfono, dibuja circulitos o cuadrados en un papel, algo inherente a la vida misma". No prepara bocetos previos: "no soy buen dibujante, por eso llevo la figura siempre en la cabeza", lo cual, no crean, no resulta nada fácil, porque crear algo directamente de la nada, utilizando únicamente las manos sobre la materia no es sencillo. Sus materiales son hojas de periódicos, cinta adhesiva de papel crepé (o de carrocero), barniz secativo de cobalto y sus herramientas una regla, tijeras, un lápiz, un cúter, un pincel ... y sus manos. Siempre las manos. Ha utilizado también otros componentes como el barro, "pero desde el momento que hice la primera figura con cinta adhesiva, una bruja minúscula que todavía conservo en mi estudio, descubrí que ése era mi camino".
Dieciséis años después de comenzar su carrera artística, Adolfo Marzal ha decidido ahora dedicarse a su arte, "le llamo mi arte porque no tengo una definición clara de lo que hago", plenamente, es decir, "de manera profesional, en gran parte gracias al apoyo que me viene prestando el pintor valenciano Armando Serra". Sus figuras se componen de un armazón interior de cartón hueco para reducir el peso, que soporta los restantes elementos. "Tras ensamblar las diferentes partes, entra en acción la cinta de pintor que lo va envolviendo todo. Antes de proceder al barnizado con el secativo de cobalto, echo mano del cúter, que da la forma definitiva a todo lo construido". El secativo de cobalto, elemento indispensable en todas las obras de este artista valenciano, vuelve rígidas las figuras, las uniformiza y les proporciona su tono cromático definitivo.

A Marzal le interesan muchos temas: "me atrae poderosamente la indumentaria de los años cuarenta y cincuenta, los niños, los triciclos y las Vespas de entonces y los payasos". Durante una época muy larga de su trayectoria, trabajó la figura y la iconografía de los payasos, "porque me fascinaba el sentimiento del payaso". Todavía recuerda su escultura, a tamaño natural, dedicada a Charlie Rivel "con la que realicé una exposición itinerante. Cada sábado la exponía en medio de una calle con el ejemplar del periódico del día entre sus manos, para ver qué ocurría. Hubo gente que creía que era un mimo y le dejaba dinero, esperando que la escultura reaccionase. Pero, obviamente, no se movía". Charlie Rivel llegó a viajar a Interarte y, finalmente, la adquirió un decorador madrileño.

La exposición, que Adolfo Marzal presenta ahora en la galería SerrAmueblista, del pasaje de la calle Cirilo Amorós de Valencia, presenta como leitmotiv la música. "Son una colección de músicos que en principio eran más pequeños, pero Armando Serra, me animó a aumentarles el tamaño. Le hice caso y aquí están las diez piezas". El escultor la ha titulado ‘SOLOS DE JAZZ’ porque, si nos fijamos detenidamente, observaremos que todos los músicos están tocando sus instrumentos a la vez, independientemente, presos en sus mundos de acordes y pentagramas imaginarios. "Si los uniéramos no darían sensación de conjunto, de grupo, porque raramente todos los instrumentos de jazz suenan juntos al mismo tiempo. De ahí lo de solos".

Este arte de "enrollar la cinta adhesiva para crear el volumen, tallar, aprovechar cada arruga y pliegue del papel y esculpir el movimiento" le quita tiempo de descanso a Marzal, algo ineludible y, en cierta manera, casi obligatorio para su profesión. "En verano me priva de muchas horas de sueño y, a veces, mi casa parece una auténtica factoría de personajes en distintas fases de construcción, donde todos llevamos pedazos de cinta adheridos a las suelas de nuestros zapatos".

Hasta el 5 de enero de 2009 permanecerán expuestos estos ‘SOLOS DE JAZZ’ de Adolfo Marzal. Si acuden a visitar la exposición, cosa recomendable, no perderán el tiempo. Créanme, mis improbables, que es una buena oportunidad para conocer y apreciar una apuesta novedosa y distinta en el mundo de la escultura. Muy distinta.

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Adolfo Marzal: exposición de esculturas: "SOLOS DE JAZZ" del 15 de diciembre de 2008 al 5 de enero de 2009. Galería SerrAmueblista, calle Cirilo Amorós, 6 (pasaje), Valencia. Entrada libre.