«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

sábado, 19 de junio de 2010

Javier Marcos, biólogo, aventurero y escritor: “En ‘Rutas Salvajes’ intento proporcionar un mejor conocimiento de nuestra tierra”


Herme Cerezo/SIGLO XXI, 19/06/2010


Javier Marcos (Valencia, 1970) es profesor de biología y física y química. Ha colaborado con frecuencia en diferentes simposiums internacionales sobre fotografía y naturaleza. Su pasión por el paisaje desconocido le ha llevado a viajar por África, Indonesia, Venezuela o la remota Papúa, siempre a la caza y captura de territorios vírgenes, inexplorados todavía por el ser humano. Ahora ha creído oportuno reconocer, reflexionar y caminar por las tierras que tiene más próximas, las de la Comunidad Valenciana. Y lo ha hecho a través de un libro, ‘Rutas Salvajes’, publicado el pasado mes de abril por la editorial Carena. En sus páginas, teñidas de prosa clara, científica y coloquial a la vez, Javier Marcos propone siete rutas senderistas de distinta intensidad y dificultad, que van desde la Muela de Cortes hasta la Sierra Mariola, pasando por parajes tan interesantes como las Islas Columbres, el Maestrazgo o el Barranco del río Cozuma. Tierra, monte, cauces fluviales, el mar, cortados y cerros, son términos con los que nos vamos familiarizando medida que avanzamos en la lectura de su libro.
Javier, pareces un “geo” de la naturaleza: corres, saltas, haces piragüismo...
Más que geo yo diría aventurero, aunque es cierto que, a veces para visitar estos parajes, hay que echarle narices y disfrutar de una buena condición física. Quizá los itinerarios que aparecen en ‘Rutas Salvajes’ no sean tan exigentes, pero en mis viajes por Asia y África sí que he tenido que recurrir a una concienzuda preparación para vencer las dificultades del terreno.

¿De dónde nace tu afición por la aventura?
Lo mío es algo innato, genético. A los 13 años tuve mi primera aventura, ya que me perdí en un bosque y eso supuso un tremendo disgusto para mis padres, como puedes imaginar. Tuve mucha suerte porque unos cazadores con los que me tropecé en mi desorientado deambular me llevaron hasta el pueblo donde estaban mis padres. Desde ese día a mi madre se le acabó la tranquilidad conmigo.

¿Qué te atrae tanto de la naturaleza?
Creo que todo obedece a que nosotros formamos parte de la naturaleza, somos naturaleza, lo llevamos en nuestros genes y a todos nos atrae. A veces creemos que somos otra cosa pero no es así. De hecho, hemos creado un ente artificial para vivir, que es la ciudad, donde nos movemos habitualmente, pero a este medio le hemos implantado árboles y arbustos porque los necesitamos. Somos primates, refinados, a veces cursis, pero primates.

Recientemente la montaña ha sido noticia, triste noticia, por el fallecimiento del alpinista Tolo Calafat en el Annapurna. Tú mismo te rompiste una cadera al caer en un agujero y estás vivo gracias a la fortuna. ¿Qué tiene el alpinismo o la aventura para que tanta gente la busque?
Yo no soy un montañero como te he dicho, soy más bien un aventurero, pero sí que me he subido al Kilimanjaro, que son seis mil metros y no está nada mal, sobre todo porque la ascensión es dura. Son cuatro días de subida que empiezas a cuarenta grados en la jungla y, cuando llegas a la cumbre, te espera un frío polar con veinte grados bajo cero, sin olvidar también el tema de la anoxia, porque a partir de los tres mil metros el aire empieza a faltarte. Pero estas dificultades se superan y creo que es porque, en el fondo, el riesgo me atrae.

Cuando preparas una excursión larga, ¿cómo te entrenas?
Voy cuatro o cinco días al gimnasio cada semana y luego, con el buen tiempo, lo más importante es mantener mucho contacto con la naturaleza que es el mejor entrenamiento: senderismo, montañismo y también el piragüismo si en la excursión va a ser necesario utilizar la piragua para llegar a determinados sitios, que suelen ser los lugares más bellos y recónditos.

Llevarás también una mochila bien provista ¿no?
Para las rutas que señalo en mi libro no es necesario, porque están previstas para un solo día y en la montaña se come poco. Únicamente necesitas un bocata, algunos frutos secos y poco más. También hay que llevar agua, claro. En invierno con un litro y medio es suficiente, pero en verano son necesarios tres. Es conveniente no cargar demasiado peso para que el viaje resulte cómodo y podamos disfrutarlo.

Para recorrer tus rutas, ¿es mejor ir solo o acompañado?
Es bueno viajar en grupo, pero tampoco ha de ser muy numeroso para poder ver bien lo que te gusta. Yo recomiendo ir con gente, pero soy el primero que va solo porque no resulta fácil encontrar personas a las que les interese lo mismo que a ti.

¿Te han sorprendido los paisajes que has recorrido en la Comunidad Valenciana?
Soy biólogo y, de antemano, más o menos sabía lo que había. Sin embargo, me ha sorprendido enormemente encontrar ríos de aguas cristalinas que están ahí, pero que desde fuera no se ven. Por ejemplo, el Fraile es un río de caudal transparente y limpio, en cuyas pozas es un placer bañarse. Y lo más curioso es que es un lugar relativamente cercano, porque dista tan sólo unos ochenta kilómetros de Valencia.

A la hora de seleccionar las rutas, ¿qué criterios han prevalecido: la flora, la fauna, el contenido histórico, el propio paisaje...?
Lo que más me interesaba era su autenticidad. ‘Rutas Salvajes’ es el título del libro y he querido que los itinerarios fueran eso, salvajes, tocados lo menos posible por el ser humano. Quizá en Laponia o en otras zonas del Norte de Europa todavía quede algún bosque sin hollar, pero en la Comunidad Valenciana encontrar lugares de estos es muy difícil. Así que he buscado que el territorio a visitar tuviera la mayor dosis de tierra salvaje posible.

Parece complicado extraviarse con tu libro, sus descripciones son muy minuciosas.
Muchas veces, al hablar de otros libros de viajes, he escuchado a personas amantes de la naturaleza decir que, siguiendo sus instrucciones, se perdían. Creo que con el mío no se van a perder, porque cada cosa llamativa que veía la anotaba como hito importante. En ese sentido ‘Rutas Salvajes’ es un libro de senderismo de usanza, porque facilito los máximos detalles posibles para que resulte útil. Pero creo que aporto muchas más cosas porque quería que, además, el libro resultase ameno y contuviese aspectos interesantes de leer. Por eso incluí un apartado de valores naturales, documentado con fotos, y otro con valores culturales e históricos, porque muchos de los pueblos que aparecen en sus páginas tienen una historia muy rica que no se conoce. Y para terminar, también deseaba reflejar el desarrollo del camino, contar lo que me pasó mientras lo hacía. Y es que para mí lo importante es el viaje, no la llegada, cosa que sí resulta primordial, por ejemplo, para los montañeros. Yo no quiero hacer cumbre sino aprender y enriquecerme durante el trayecto. No podemos olvidar que, aunque no lleven plumas como en otras latitudes, en la Comunidad Valenciana también tenemos nuestra cultura rural y nuestros nativos. Y debemos conocerlos.

¿’Rutas Salvajes’ va dirigido a todo el público en general o para gente ya avezada en estas lides?
He intentado que sirva para todo el mundo, desde el lector neófito hasta el más avanzado. Califico las rutas según su grado de dificultad, para que cada uno sepa a qué atenerse. Incluso en la ruta que califico de extrema, ofrezco caminos alternativos para que todo el mundo pueda conocer los lugares de acuerdo con sus posibilidades reales. El senderismo que propongo es un intento de proporcionar un mejor conocimiento de nuestra tierra.

¿’Rutas Salvajes’ podría convertirse en una serie televisiva?
Yo soy un niño Rodríguez de la Fuente. Me apasionaban sus documentales y me encantaría rodarlos a mí también. Pero tampoco descarto otras posibilidades como la ficción. Algún día me gustaría escribir alguna novela, utilizando como base todos los viajes y experiencias que he ido acumulando.

Pues ya saben, ahora que llega el buen tiempo quizá sea el momento más adecuado para internarse por alguna de las excursiones que Javier Marcos propone en ‘Rutas Salvajes’, su primer libro.