«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

domingo, 1 de julio de 2012

Manel Gimeno, escritor: “El protagonista de ‘El Misterio de Bolaños’ consigue utilizar la palabra como un puño”

Conocí a Manel Gimeno hace un par de otoños, con motivo de la elaboración del libro colectivo ‘Valencia Criminal’, en el que ambos participamos dentro un grupo de más de veinte escritores valencianos de género negro. Manel es un hombre inquieto y acaba de publicar su primera novela, ‘El Misterio de Bolaños’, dentro de la Colección ‘100 páginas’ del nuevo sello editorial ‘El búho de Minerva’. En ‘El Misterio de Bolaños’, Manel Gimeno cuenta la historia de Federico Panellets, un periodista en crisis que decide rodar un documental sobre la vida y misteriosa desaparición de Bernardo Bolaños, el púgil que en los años 70 consiguió un extraño récord de victorias por abandono del contrario. Durante la investigación, Panellets tropezará con personajes inauditos y situaciones estrambóticas que le llevarán a descubrir el sorprendente método pugilístico de Bolaños, el único boxeador de la historia que vencía a sus oponentes  con las palabras y no con los puños. Rings, humor, Cynar y sentimientos encontrados son algunos de los elementos que jalonan esta interesante, entretenida y negra novela de Manel Gimeno.


A lo largo de tu trayectoria artística, has tocado muchos palos: cines, series, cómic y ahora novela, Manel, ¿lo tuyo es crear?
Lo que mejor sé hacer es contar historias, buscar caminos nuevos. A veces me pagan por dedicarme a una cosa mientras que me gustaría dedicarme a otra. A  Woody Allen le oí decir una vez que si te pagan por lo que haces es buena señal. A veces uno hace las cosas porque quiere y otras porque le pagan. Yo he conseguido vivir del cuento, algo muy complicado, y ganarme la vida honradamente con las cosas que me gustan: los tebeos, las series, los libros… Son disciplinas muy diferentes, cada una con una técnica propia, pero todas ellas se resumen en el hecho de narrar. Lo que sí que quiero dejar claro es que de todo lo que he hecho, lo más difícil ha sido escribir y dibujar un buen tebeo, algo que está alcance de muy pocos, porque en un tebeo has de manejar varias técnicas a la vez y esta globalidad es lo que más valoro.
‘El Misterio de Bolaños’ al principio fue un corto y tú lo has convertido en novela, has hecho lo contrario de lo que suele ser habitual.
Rafa Higón y yo escribimos un guión y realizamos un cortometraje, interpretado por Rosana Pastor, Tonino Guitián y Juli Leal, que fue premiado. Como en casi todo lo que hacemos juntos, los dos pusimos mucha energía, mucha carne, mucho contenido en los personajes. El corto dura 19 minutos y era como un fragmento de esos personajes. Cuando lo terminamos, me quedé con ganas de contar más cosas de ellos, fundamentalmente de explicármelos a mí mismo porque eran unos tipos muy extremos. Así que comencé a escribir hasta que llegó un punto en que el corto y la novela se separaron. Aunque comparten situaciones y personajes, al final la novela no es una adaptación del corto.
A la hora de narrar, tanto en el corto como en la novela, has elegido el género negro.
Sí, me he ido al género negro porque creo que no hay nada más parecido a un detective o a un policía que un periodista que investiga a un personaje. Un periodista se mete en lugares comprometidos, corre peligros, asume riesgos, igual que un detective.  Como el periodismo es un ámbito que conozco bien, me encontraba más cómodo con este tipo de protagonista  que con un policía a la hora de solventar la técnica de la investigación. Digamos que tomar el género negro como código narrativo también me ha resultado natural, además, porque en el cómic ya había trabajado este registro.
¿Qué autores te interesan especialmente dentro del género policial?
Eduardo Mendoza con ‘El misterio de la cripta embrujada’ y ‘El laberinto de las aceitunas’ fue quien marcó mis aspiraciones literarias, sin olvidar libros tan importantes como ‘La conjura de los necios’ de John Kennedy Toole. Me gustan los clásicos y en este sentido Vázquez Montalbán me sigue pareciendo el gran maestro. A veces me sumerjo también en esos autores que practican la novela problema, el arte de averiguar quién es el asesino. Me parecen un poco retóricos, pero me hacen mucha gracia.
También escoges como temática general de la novela el boxeo, un elemento muy prototípico del género negro.
Sí, pero lo elijo más como una estética dramática que como un deporte. El boxeo me interesa por su relación con los bajos fondos, con el claroscuro, con el blanco y negro. Teniendo en cuenta que el protagonista es un personaje capaz de acabar con alguien mediante la palabra, nada mejor que el boxeo para ello.
A eso me iba a referir ahora: el protagonista, Bernardo Bolaños, derrota a sus oponentes con la palabra.
No es ningún secreto porque ya lo explica la contraportada del libro y se puede contar abiertamente. Bolaños consigue manejar la palabra como un puño. Es el poder del verbo. Y de la información, porque si alguien conoce cosas sobre tu pasado, tus miedos o tus fantasmas, puede acabar contigo con cierta facilidad. En el ámbito del boxeo esa posibilidad resulta muy visual, porque sobre el ring hay dos tipos sacudiéndose y también hablándose.
Al leer la novela, la mente del lector vuela a imágenes en blanco y negro. Creo que el hecho de que introduzcas el NO-DO en sus páginas, contribuye poderosamente a ello.
Lo del NO-DO se me ocurrió durante el trabajo preparatorio para rodar el cortometraje, cuando buscábamos documentación y me tropecé con la revista ‘Boxeo’, dirigida por el médico Vicente Gil, Vicentón, el médico de Franco, que era valenciano y Presidente de la Federación Española de Boxeo. Rafa Higón  y yo asistimos a varias veladas de boxeo, visitamos gimnasios e incluso rodamos en uno de ellos. A estas imágenes les dimos un tratamiento para envejecerlas porque era lo que precisábamos para la película. Y es verdad que al visualizarlas comprendes cómo era aquella época en blanco y negro como el NO-DO.
Para narrar has escogido la primera persona.
Lo he hecho por convención del género y para explicar mejor cómo es el personaje, un tipo un poco rarito y que tiene una concepción algo distorsionada de la realidad. Me pareció conveniente introducirme en su cabeza para entenderlo y conocer más fácilmente su visión de la historia.
Bueno, ¿y dónde queda Manel Gimeno en la novela?
En realidad de mí hay poco. Estoy en algunos paisajes de la infancia y sobre todo en la forma de afrontar el rodaje del documental, un proceso que nunca sabes a dónde va a llevarte. Creo que he observado más que he vivido las situaciones que narro. Hay recuerdos de lugares, como por ejemplo las veladas de boxeo a las que asistía con mi padre en la plaza de toros de Valencia. Pero no soy Federico Panellets.
El protagonista, Panellets, se estimula con Cynar, el aperitivo "a base de alcachofa".
Odio la alcachofa y las verduras en general. Recuerdo que de pequeño veía los anuncios de Cynar en televisión y me preguntaba cómo era posible que alguien bebiese un aperitivo a base de alcachofa. Alguno de los personajes de mis cómics, Altamiro Rupestre, también lo bebía. Y este detalle me parecía un rasgo contundente, definidor, porque alguien que bebe Cynar no puede estar muy bien de la cabeza. Para el rodaje del corto compramos dos botellas y comprobé que todavía se vende en España. Gastamos una y la otra la tengo bien  guardada.
Introduces a Paco Nadal, un periodista valenciano más que emblemático, ¿qué opina de su aparición en la novela?
Está encantado. Él es una gran persona y se lo pasó muy bien cuando rodamos la película en la que también intervino. Paco forma parte de nuestra memoria colectiva y se prestó a hacer de sí mismo con mucho humor y con toda generosidad. En la novela a su personaje le he dado un poco más de peso y su presencia forma parte de ese sistema de mezclar personajes inventados con seres reales, que siempre le dan consistencia a la historia, al tiempo que le añaden mayor verosimilitud.
La ciudad de Valencia es el escenario que has escogido para ‘El Misterio de Bolaños’, ¿te parece un territorio adecuado para una novela de género negro?
Por supuesto que sí y en los años sesenta y setenta al cien por cien. Los recuerdos que guardo del Barrio del Carmen de mi adolescencia son plenamente cinematográficos y de género negro. Además, como sabemos, el género negro se va renovando y se puede construir una escena negra en un rascacielos  de lujo. Al final la estética pasa a un segundo plano y de lo que hablamos siempre es de corrupción y de personas que hacen cosas malas. En ese sentido, Valencia es magnífica como pudimos comprobar en esa experiencia que compartimos tú y yo junto con otros escritores en el libro ‘Valencia criminal’, una experiencia  que me animó a meterme en este lío. Valencia tiene de todo: puerto, corrupción, barrios bajos, barrios altos… Me atrevería a decir que es más apropiada que incluso  las novelas nórdicas que están tan de moda y donde se ponen muy nerviosos en cuanto aparece un muerto.
¿Qué queda del boxeo en Valencia?
El gimnasio que aparece en la novela existió hasta hace bien poco, incluso en la ubicación que cuento, junto al mercado de Mosén Sorell. Funcionó durante años, con boxeadores entrenando en su interior, mientras iban demoliendo las casas de los alrededores. Y actualmente el boxeo en Valencia es un mundo sorprendente. En Xirivella hay una actividad brutal, igual que en Sedaví. En este último pueblo existe un gimnasio con varios rings repletos de chavales preparándose. No es algo pasado de moda ni residual, el boxeo en Valencia está vivo, pujante y ascendente.
La última: ¿Panellets nace con vocación de serie?
De momento ahí está bien. Cabe la posibilidad de que Panellets haga algún cameo en otra futura novela, pero con un papel protagonista en principio no. Mi próximo proyecto es también una novela policiaca, que tendrá toques de humor, cuyo protagonista será un personaje lumpen, que coquetea con las drogas, el alcohol y la cárcel, al mismo tiempo que con algunos destellos de brillantez.

SOBRE MANEL GIMENO
Manel Gimeno es dibujante y guionista. Ha publicado series, álbumes de cómics y libros ilustrados para diversas editoriales españolas. Guionista y coordinador de programas infantiles de Canal 9 entre 1994 y 2004, ha escrito guiones para series humorísticas, magazines y dibujos animados, ha realizado story boards para cine y publicidad, además de escribir y dirigir cortometrajes y documentales premiados en festivales nacionales e internacionales.
Como escritor ha ganado en dos ocasiones el premio ‘Relats a la Tardor Vila de L’Eliana’ y en 2009 el ‘Ferran Canyameres de relat policíac i de misteri del Omnium cultural de Terrasa’. Es coautor y coordinador de ‘La historia del tebeo valenciano’ y participa en el libro de relatos policiacos ‘Valencia Criminal’. En 2011, ‘El Misterio de Bolaños’resulta finalista del Premio Encina de Plata de novela corta.
Desde 2005 es guionista y coordinador de contenidos del programa cultural ‘Encontres’ de TVV y continúa publicando ilustraciones y cómics para diferentes medios.