«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

miércoles, 31 de octubre de 2012

Andrés Pérez Domínguez, escritor: “Me interesa el espionaje, pero sobre todo la pasión con que lo viven los personajes”.


Cuando en enero de 1950, Erika Walter, viuda de un agente secreto alemán, huye a Madrid con un importante legajo de documentos que implican a altos cargos nazis en el exilio, su amante Martín Navarro, ex miembro del PCE, se ve obligado a abandonar París y seguir sus pasos. A pesar de los riegos que ello entraña, Martín lo arriesgará todo, incluso sus convicciones ideológicas, por volver a encontrarse con Erika. Con la policía, los nazis, los comunistas y la CIA pisándoles los talones, ambos amantes se verán envueltos en una trama de espionaje e intereses ocultos más compleja y peligrosa de lo que jamás habrían creído. A grandes líneas, este es el argumento de ‘El silencio de tu nombre’, la nueva novela del escritor Andrés Pérez Domínguez, publicada por la editorial Plaza&Janés, con el que pude conversar durante unos minutos en el restaurante Blue Canalla Bar de Valencia.


Andrés, tu nueva novela no es un libro premiado en concurso, ¿has cambiado de rumbo?
La verdad es que he probado todas las experiencias. Es cierto que los premios te dan más visibilidad, pero cada libro tiene su recorrido. Y no me quejo de este, que desde que salió se encuentra en la lista de los más vendidos. Es indudable que mi anterior novela, ‘El violinista de Mathausen’ me ha ayudado a publicar en mi nueva editorial, Plaza&Janés.
Eso te iba a preguntar, has cambiado de editorial, ¿qué tal la experiencia?
Cambiar de editorial es como cambiar de trabajo. Plaza&Janés es una editorial mayor que tiene cosas que te pueden venir bien y otras que te pueden venir mal. Hasta ahora – acabo de empezar – yo solo he encontrado ventajas. Además han apostado también por dos novelas anteriores mías, ‘El factor Einstein’ y ‘La clave Pinner’, y las han reeditado en bolsillo. Eso es algo muy importante para mí. Precisamente este hecho fue el que motivó que me decidiera a trabajar con ellos.
La chispa para escribir ‘El violinista de Mathausen’ fue la imagen de una pareja bailando en el andén de una estación de metro, ¿cuál ha sido la imagen que ha provocado la escritura de ‘El silencio de tu nombre’?
Esta novela no nace de ninguna imagen. El motivo es mucho más cerebral y reflexivo ya que surge del convencimiento de la falsa neutralidad de España durante la II Guerra Mundial. Siempre nos han vendido que nuestro país fue neutral y sí fuimos neutrales pero no inocentes, porque dejamos que los alemanes extrajesen wolframio de nuestras minas. Ellos lo necesitaban para revestir las puntas de los proyectiles y los blindajes de los tanques. La utilización de wolframio estaba prohibida por los convenios internacionales. Para facilitar la operación se crearon empresas hispanoalemanas, controladas por españoles que actuaron de testaferros. Uno de ellos fue José María Martínez Ortega, conde Arjillo, que llegó a ser consuegro de Franco. También compramos setenta toneladas de oro a los suizos que provenían del expolio realizado por los nazis en otros países. Muchos lingotes llevaban impresa la esvástica y sus números de serie eran fácilmente reconocibles. Por último, una vez terminada la guerra, dimos cobijo en nuestro suelo a muchos nazis, entorpeciendo las órdenes internacionales de busca y captura que existían.
Encabezas la novela con una cita de Graham Greene y otra del Evangelio de San Mateo.
Sí, las dos tienen sentido. Graham Green es uno de mis referentes y la cita de San Mateo es muy significativa para el texto. Busco que las citas tengan mucho que ver con la novela y que el lector descubra esta conexión justo al acabar la lectura del libro.
¿Te ha llevado mucho trabajo el proceso de documentación?
El libro se desarrolla en una época muy cercana, prácticamente hablamos de ayer. Hay mucha documentación y estudios sobre este tema. Otra cosa distinta es que a los españoles se nos haya vendido de otra manera. Procuro que mis novelas, esta también, cumplan un triple objetivo. Primero que esté bien escrita; segundo que contenga un listón moral; y tercero, que entretenga, que distraiga, que enganche, que sacuda por dentro al lector. Sin el tercer elemento, los otros dos no funcionan.
Has utilizado una voz narrativa en tercera persona.
Hacerlo así me ha permitido ofrecer una visión poliédrica de la trama, porque dispongo de diversas perspectivas de un mismo hecho. Mi narración es muy introspectiva y cada vez que se apoya en alguno de los personajes principales es como si estuviera escrita en primera persona. Creo que esta técnica hace que la trama de la novela sea más sólida.
En una novela histórica, como ésta, ¿la ficción puede llegar a rincones que los historiadores no alcanzan?
Desde luego, con la ficción los novelistas llegan a lugares que los historiadores no pueden acceder. Con mi anterior novela, sin que suene a petulancia, hubo bastantes lectores que descubrieron que muchos compatriotas nuestros sufrieron y murieron en los campos de exterminio nazi. Y eso creo que es importante. Para mí, a la hora de escribir, el marco histórico donde se desarrollan mis argumentos es inalterable. Respeto escrupulosamente las fechas y lugares, que además han de ser fácilmente reconocibles y comprobables.
Por ‘El silencio de tu nombre’ desfilan un par de personajes de novelas anteriores tuyas, ¿van a aparecer más en próximas entregas?
Me preguntaron hace poco si con la crisis estaba recuperando personajes porque me cobraban menos que otros nuevos [risas]. La verdad es que no sé si volverán a salir. Ni siquiera tenía claro que estarían en esta. De todos modos, aparecen porque son convenientes para la trama, vienen a cuento, no son pegotes. Si alguien que ignora esta circunstancia lee la novela no nota su presencia.
Esta es una novela de personajes clandestinos, ¿la clandestinidad da mucho juego literario?
La II Guerra Mundial, en sí misma, no me interesa demasiado. Me interesa el espionaje pero sobre todo la pasión con que lo viven los personajes. Obviamente, la clandestinidad es muy novelesca y me permite hablar de los temas que a mí me gustan.
El protagonista, Martín Navarro, ex miembro del PCE, cansado de todo, al final interpreta su propio código de justicia, ¿no?
Cuando alguien ha vivido dos guerras, como le ocurre a él, ha de tener unas reglas muy estrictas a las que atenerse si no quiere convertirse en un animal. Martín es un hombre honesto, un tipo reflejo de su época, un momento histórico en el que las ideologías se daban hasta extremos absolutos. Él ya vivió toda su etapa de idealismos y solo le quedan sus sentimientos, las cosas que le interesan de verdad. Eso es lo que le permite mantenerse con vida.
‘El silencio de tu nombre’ también es una historia de amor: la de Erika y la de Martín, un amor que además sirve de refugio al protagonista.
Totalmente, creo que los lectores han de identificarse con los sentimientos. El amor, la amistad y una trama trepidante son los elementos que hacen que el lector se introduzca en la novela. Y el amor es el último reducto de Martín. Como decía antes, cuando uno viene desencantado de todo y descubre que todo lo anterior de su vida no ha servido para nada, se da cuenta que solo le queda refugiarse en el amor o en una amistad muy profunda.
 
La última: ¿dónde estás tú en esta novela?
Dice Vargas llosa que un autor en su novela es como Dios en el mundo. Ha de estar en todas partes y no ser visible en ninguna. Mejor no te lo puedo decir [risas].
Herme Cerezo/SIGLO XXI, 31/10/2012
 

SOBRE ANDRÉS PÉREZ DOMÍNGUEZ
Andrés Pérez Domínguez nació en Sevilla en 1968. Ha ganado varios premios y ha publicado las novelas ‘El violinista de Mauthausen’ (Premio Ateneo de Sevilla y finalista del Premio Espartaco de Novela Histórica en la Semana Negra de Gijón), ‘El síndrome de Mowgli (Premio Luis Berenguer, 2009), ‘’El factor Einstein’ y ‘La clave Pinner’. También es autor de novelas cortas: ‘Los perros siempre ladran al anochecer’ (Premio Iberoamericano La espiga dorada, 2010), ‘Los mejores años’ (Premio José Luis Castillo-Puche, 2002) y ‘Duarte’ (Premio Tierras de León, 2002) y de las colecciones de cuentos ‘El centro de la Tierra’ y ‘Estado provisional’ (Premio Ciudad de Coria, 2001). En el año 2001 obtuvo el Premio Max Aub con el cuento titulado ‘Ojos Tristes’.