«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

sábado, 10 de noviembre de 2012

John Katzenbach, escritor: “El éxito de una novela no tiene que ser una motivación, ha de serlo el hecho de escribir por sí mismo”.

Hay algo de clandestino, de alejado en esta entrevista. En todo caso es algo muy apropiado. Valencia, tercera planta del Hotel Astoria. Al fondo de un pasillo, olvidada, la Suite Real. Ya ha anochecido. Silencio. Lámparas de sobremesa. Luz indirecta. Paredes asalmonadas, iluminadas con la media luna de las pantallas. Alguna campanita de ascensor suena a lo lejos, mientras un débil resplandor rojizo parpadea. En un rincón, duerme un ordenador apagado. La pantalla negra. En el centro de la estancia tres personas. Voz calma, pausada. El hombre se toma su tiempo para pensar cada respuesta. Y formularla. Se escucha el vuelo de una mosca que no existe. El escritor John Kaztenbach atiende mis preguntas antes de marchar hacia el aeropuerto para subir al avión que le conducirá a Bilbao, donde al día siguiente le espera otra maratoniana tanda de entrevistas. El tema de nuestra conversación es fácil deducirlo: el thriller y, particularmente, su última novela, ‘Un final perfecto’, editada por Ediciones B, la peripecia de un psicópata, que a sí mismo se hace llamar Lobo Feroz y que amenaza de muerte a tres mujeres pelirrojas de diversas edades, a las que llama Pelirroja 1, Pelirroja 2 y Pelirroja 3. Lobo Feroz hace llegar sus amenazas a través de emails y de un video colgado en Youtube. Lobo Feroz en su vida real es un escritor no demasiado famoso. Lobo Feroz piensa que para lograr el éxito final con una novela policiaca, los asesinatos han de ser descritos con suficiente realismo. Y para conocer cómo es un asesinato, nada mejor que cometerlo él mismo.

Antes de comenzar nuestra charla no me resisto a decirle a John Katzenbach que cuando leí ‘El psicoanalista’ hace cuatro o cinco años, no pensé que algún día podría entrevistarle. Él responde: “Gracias. Me encanta escuchar que a la gente le gustan mis libros”.
Mr. Katzenbach, ¿ficción y realidad se confunden en su novela o para un novelista son dos caras de la misma novela?
En las buenas novelas hay que encontrar las mismas sensaciones que en la realidad. Así que cuando las lees, has de llegar a los personajes, conocerlos y descubrir lo que está pasando exactamente igual como ocurriría si se tratase de un artículo de prensa.
En un momento dado, un personaje comienza a teclear el primer capítulo de una novela y descubre que escribir es jugar con palabras, ¿es eso la escritura para usted?
Cuando empiezas a escribir una novela es como si te encontrases al borde de un trampolín: te decides, te levantas y saltas. Y lo que esperas es que haya agua en la piscina [risas]
Por naturaleza, ¿las personas somos buenas y malas a la vez?
Sí, todos los libros y también el mío tratan de explorar la luz y la oscuridad que hay en cada persona. Obviamente en un psicópata habrá mucho de oscuridad. Pero lo que resulta importante es que una joven de 17 años, una viuda de 40 y un señor de 63, personas normales, tengan que buscar dentro de sí para encontrar la maldad suficiente con la que hacer frente a esos miedos.
Las últimas novelas que han pasado por Valencia son de intriga, de amor, de género histórico y la primera que nos llega de EE.UU. trata de un psicópata, ¿hay muchos por allí o es un fenómeno universal?
Todo el mundo cree que en Estados Unidos hay mucha violencia. Y puede que haya algo de verdad en ello, pero le tenemos cariño a la figura de psicópata, tanto que a veces se les encumbra como si fueran héroes. Es el caso de Bonny and Clyde que ya son personajes históricos. Quizá sí sea un rasgo característico de la cultura americana apreciar la parte psicópata de las personas. Al resto del mundo le fascina esta situación y le ayuda a entender a los norteamericanos, pero a mí no me gusta que sea así.
¿De dónde obtiene la documentación para caracterizar a sus psicópatas?
Buena pregunta. En realidad, creo que para construir mis personajes y hacerlos reales he de introducirme en su piel, teniendo siempre bien claro que el malo es el motor del libro en sí, lo que me obliga a imaginar todo el mundo psicológico que implica ser el asesino.
El psicópata es el más listo en todas las novelas, ¿puede haber un psicópata tonto?
El Lobo Feroz de ‘Un final perfecto’ quizá sea tan inteligente como el del cuento y desea cosas que se apoderan de su pensamiento. Esa circunstancia le lleva a cometer algunos errores.
¿Cómo construye sus historias?
En mis libros la tensión es lo fundamental. Mis novelas no tratan de violencia física sino que contienen tensión emocional. A veces aparecen momentos de violencia, pero lo que le otorga profundidad a esos momentos son todas las tensiones previas que he construido. El miedo camina por debajo, viene solo y, al final, acabas creando el efecto de que son los personajes los que, como una marea, te conducen a la conclusión. Precisamente esto es lo que me resulta más divertido a la hora de escribir.
¿Esa tensión de la que habla la consigue sembrando la incertidumbre en el lector o en los personajes?
[Risas] Espero que sea a ambos porque como escritor lo que quiero es que el lector se identifique con los personajes y que estos le transmitan el miedo que sienten en cada situación y en cada momento de la novela. De este modo, el miedo de los personajes se convertirá en el del lector y eso me permitirá saber cómo crear una atmósfera de suspense y hacerla perceptible para el público.
Algunas portadas de sus libros, esta también, contienen ojos muy abiertos, ¿los psicópatas miran así?
Bueno, eso tiene que preguntárselo a Ediciones B, porque a ellos les gustan esos ojos y esas miradas. La mía no es así (pone su rostro al lado de la portada de la novela).
¿’Un final perfecto’ está basado en un hecho real?
No, no, todo es pura imaginación (se señala la frente con el dedo índice)… Al menos eso espero [risas].
Si no está basado en un hecho real, ¿qué imagen disparó su imaginación para sentarse a escribir?
En este libro no fue ninguna imagen quien despertó mi imaginación. Fue una idea: la de que un asesino puede parecer alguien tan normal como un escritor.
Algunos educadores europeos sostienen que los cuentos que se narraban a los niños eran nocivos, ¿‘Un final perfecto’ tiene algo de cuento tradicional?
Bueno, tengo un amigo que afirma que no hay historias nuevas, que simplemente hay historias que se han contado mejor o peor. No sé si es una opinión acertada pero investigar en los cuentos de nuestra infancia puede ser una manera de jugar con ellos ante el lector y eso es lo que yo intento hacer.
A través de las acciones de Lobo Feroz explica cómo se construye la novela, ¿le interesaba hacerlo así por alguna cuestión particular?
El personaje de Lobo Feroz desea tanto la fama y el éxito de los escritores y de los asesinos famosos que trata de unir ambas facetas en su persona, con el fin de convertirse de algún modo en parte de la mitología y de la cultura. Escribirlo como lo he hecho, construyendo una novela al mismo tiempo, me ha resultado muy fácil.
Lobo Feroz convierte su despacho casi en la comisaría de un policía. Allí hay fichas, dibujos, anotaciones, esquemas, ¿a la hora de escribir este thriller se atuvo firmemente al guión o se dejó llevar por impulsos?
Habitualmente sí que sigo una rutina y tomo notas de los momentos que tengo claro que han de aparecer en la novela. Pero cuando voy escribiendo, dejo anotaciones de todo lo que se me ocurre y que creo que me puede servir. Después las pego con post-its en cualquier lugar. Desde luego no soy tan ordenado como lo es Lobo Feroz de ‘Un final perfecto’.
Internet se ha convertido también en una herramienta muy útil para los psicópatas.  Lobo Feroz lo usa.
Así es. Definitivamente me resulta algo abrumador que Internet nos reúna a todos y que además destaque los rasgos individuales de cada persona.
En el libro cita a JIm Thompson, a Patricia Cornwell, a James Ellroy, incluso al Inspector Javert, ¿hay un homenaje implícito a la literatura en sus páginas?
Por supuesto que sí. Es lo que todos los escritores hacemos de una manera u otra.
¿Es virtud del escritor que el lector se identifique casi más con Lobo Feroz que con las pelirrojas?
No estoy seguro si es defecto o virtud, pero al final del libro siempre hay una respuesta para cada lector.
Dos últimas preguntas. ¿Esperaba el éxito obtenido por sus novelas en el mundo hispanoamericano?
En España, que es un país con una gran tradición literaria, a los lectores les gusta que los libros contengan pasión o tensión, como son los de naturaleza psicológica. Admiro a los lectores españoles porque son capaces de entender estas historias.
’El Psicoanalista’ marcó un antes y un después en su carrera. ¿Como escritor, obviando la parte económica, qué supuso para usted?
Buena pregunta. El éxito de una novela no tiene que ser una motivación, ha de serlo el hecho de escribir por sí mismo. Cuando escribo un thriller no pienso en crear un estándar que sirva de modelo para otros libros futuros. Cada obra la aprecio en su propia manera y por lo que es. En verdad no presto mucha atención al éxito.
Y hasta aquí llegó la conversación con John Katzenbach. Por supuesto, esta entrevista no hubiera sido posible sin la eficaz colaboración de la traductora Coral Fresneda, a la que agradezco su interés y paciencia por trasladar mis preguntas en castellano al inglés norteamericanizado de Mr. Katzenbach, haciéndome conocedor después de sus respuestas mediante el procedimiento inverso.


John Katzenbach (EE.UU., 1950) trabajó durante años como reportero especializado en sucesos para The Miami Herald y The Miami News. En esa etapa aprendió“todas las cosas horribles y extrañas que los seres humanos pueden hacerse los unos a los otros”. Después pasaría por las redacciones de The New York Times y The Washington Post. Su novela ‘Juicio Final’ (Ediciones B, 1992), fue adaptada al cine con gran éxito con el título de ‘Causa justa’ y protagonizada por Sean Connery y Lawrence Fishburne. En 1999, su novela ‘La guerra de Hart’ inspiró la película homónima protagonizada por Bruce Willis y Colin Farrell. En 2002 sorprendió al mundo con ‘El psicoanalista’, el thrillerque le convirtió definitivamente en uno de los autores de suspense más leídos actualmente. Otras novelas suyas son ‘El hombre equivocado’, ‘Historia del loco’, Juegos de ingenio’, ‘La Sombra’ y ‘Retrato en sangre’. Sus libros han conquistado a más de 10 millones de lectores, destacando su éxito en el mercado de habla hispana, donde lleva vendidos más de dos millones de ejemplares.