«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

jueves, 29 de noviembre de 2012

Mara Torres, escritora, finalista del Premio Planeta 2012: “He escrito ‘La vida imaginaria’ porque lo necesitaba"

Fue poco antes de las once de la mañana cuando Mara Torres se sentó conmigo en el Lounge Bar del Hotel Astoria para charlar unos minutos sobre ‘La vida imaginaria’, la novela con la que ha conseguido proclamarse finalista del Premio Planeta 2012. El libro, que arranca con la sencilla frase “La vida es una mierda”, narra en primera persona los pensamientos de Fortunata Fortuna, una joven que acaba de sufrir un desengaño amoroso y que, a medida que rememora momentos de su pasado, descubrirá que se le abren nuevos horizontes en los que todo es posible. Mara andaba preocupada porque se encontraba algo cansada y creía que no daría bien en las fotografías. Una preocupación que, como pueden ver en las imágenes que acompañan a esta conversación, resultaba  completamente infundada.

Mara, acostumbrada a estar al otro lado de la mesa, ¿cómo llevas esto de las entrevistas promocionales?
Para mí la verdadera noticia es la novela, el personaje de Fortunata Fortuna y el premio. Tengo la impresión de que no se habla de mí. Me encuentro en un entorno que me resulta muy familiar. Hablar con otros compañeros, intercambiar preguntas y respuestas en una entrevista me hace sentirme cómoda.
¿Qué os da la literatura a los periodistas que, últimamente, estáis publicando novelas y con bastante éxito por cierto?
No sé el de los demás, pero en mi caso se trata de dos mundos absolutamente diferenciados. A mí el periodismo me llena, me enriquece, me hace crecer y disfrutar con las noticias. No he escapado del periodismo de la mano de la literatura, que siempre me ha dado alas a través de la lectura. He escrito esta novela por pura necesidad. De hecho intenté evitarlo y por eso escondí las primeras cuarenta páginas en un cajón. Pero parecía que no se conformaban y la protagonista daba golpes desde su encierro y me llamaba. Mis compañeros, que habían leído aquellos folios, me presionaron para que los sacase de allí y terminara de escribir la historia.
¿O sea que estamos ante una novela terapéutica?
Cuando arranqué a escribirla, sí. Me inventé a Fortunata Fortuna, la protagonista, para que me sacase de la soledad. Entonces vivía un momento en el que yo estaba muy acompañada. Acababa de comenzar en Televisión Española y estaba rodeada de un equipo que me hacía sentirme bien. Sin embargo, sin saber el motivo, me sentía sola. Así que la creé para que me hiciese compañía en las tardes de los domingos.
¿Por eso la escribiste en primera persona?
Siempre escribí con la sensación de que estaba haciendo ficción y de que había un personaje que se llamaba Fortunata Fortuna. Desde pequeña he escrito cuadernos y, si los lees, observas que no hay nada en común entre Fortunata y yo. Ella es bastante diferente, aunque tiene algunas cosas que me gustaría tener a mí también y otras que aborrezco.
¿Cómo definirías tu libro: un diálogo, un monólogo, unas palabras al viento…?
Lo describiría como una conversación. Tengo la sensación de que Fortunata escribe como habla. Al leer la novela parece que la estás oyendo hablar a ella. Lo que más me costó fue separar mi voz de la suya, evitar interferencias y mantener ese tono a lo largo de todo el texto. Eso, escrito en primera persona, me parece difícil de conseguir, aunque para escritores experimentados pueda resultar sencillo. Yo no hablo como ella, soy más cuidadosa con el lenguaje y me da apuro decir palabrotas, al menos públicamente.
Pero sin duda se trata de una conversación consigo misma, porque carece de interlocutor.
Es verdad, no lo tiene. Y tampoco habla con el lector. Al escribir pasajes en los que se dirige a otros personajes, los escribí pensando cómo habla una persona con sus amigos y traté de que sonase igual. He utilizado un lenguaje lleno de naturalidad, que me costó mucho construir para darle fluidez. Tuve que quitar muchas fórmulas al uso que dificultaban mi objetivo. Por eso suprimí muchos dijo, habló, comentó, señaló…
En la novela hay amor, desamor, ¿cuesta mucho superar un desengaño amoroso?
Mucho más de lo que uno puede imaginar. El desamor sirve también para que te descubras a ti mismo, solo y en pareja. Tienes la sensación de que estás ante un mundo nuevo que se abre y al que tú tienes que incorporarte. El desamor es además una buena medida para saber cuánto amaste.
¿El humor y crearse una vida imaginaria son buenas herramientas para superar ese trance?
Desde luego. El humor sin duda. El humor de Fortunata me fascina, me da envidia. Yo no tengo ese sentido del humor, soy más seria, atormentada y dramática. Cuando ella dice basta, es basta, y su mente es capaz de volar hacia otro lugar. La vida tiene dos dimensiones para mí: la real y la imaginaria. La real es lo que pasa y la imaginaria es lo que la mente vive mientras la vida pasa. Tú vas en tu coche y por tu cabeza desfilan muchas cosas, películas que te montas, pensamientos... Esa es también tu vida, pero es tu vida imaginaria. Y ambas tienen mucho peso. He pasado muchos domingos, cuando tenía tiempo, invirtiéndolos en la vida imaginaria.
En la novela incluyes una bella historia de un viejo al que le roban cartas de amor, ¿dónde la has encontrado?
Esta historia procede de un cuento de Eduardo Galeano. No recuerdo bien el título, pero es muy conocido. Se encuentra en su libro ‘Amar a mares’.
No hemos hablado de ellos, ¿qué opinan tus compañeros de T'La 2 Noticias' del premio?
Lo estamos viviendo como si el premio nos lo hubieran dado a todos. La semana que viene terminamos la promo y me reincorporo de nuevo al programa. La verdad es que los echo de menos, me gusta mucho compartir con ellos la mirada de la actualidad.
Si hay una pregunta tópica cada año en los Premios Planeta es esta: ¿has leído la novela de Lorenzo Silva?
Sí que la he leído y me gusta mucho. Para mí es la mejor novela de la serie, porque tiene una parte que nos permite descubrir al Bevilacqua que siente. Por otro lado, mantiene la intriga hasta la última página y me parece que es un Premio Planeta muy merecido. Darle un premio  a Lorenzo Silva es otorgárselo a la novela negra, ese género que durante años ha estado en los lindes de la corriente literaria actual, a pesar de que sus lectores lo defienden a capa y espada con su fidelidad. Este premio, de alguna manera, le da luz a la novela negra.
La última: ¿seguirás escribiendo?
Sinceramente, no lo sé. Yo he escrito ‘La vida imaginaria’ porque lo necesitaba. El gesto de guardarla en el cajón fue un intento de evitar su escritura. Pero el personaje ha podido conmigo. A lo mejor no escribo, o a lo mejor sí lo hago. La única certeza que tengo hoy es que no sé lo que voy a hacer.
SOBRE MARA TORRES
Mara Torres (Madrid, 1974) es periodista y escritora. Completó su formación de posgrado y doctorado en el departamento de Lengua y Literatura de la UCM. Ha desarrollado su trayectoria profesional en la Cadena SER (‘Hablar por hablar’). De ahí pasó a TVE para presentar ‘La 2 Noticias’, que lleva acumulados más de ciento cincuenta galardones, convirtiéndose en el informativo más premiado de nuestro país. Entre otros reconocimientos, Mara Torres ha obtenido la Antena de Oro y el Micrófono de Plata. En 2004 publicó su libro ‘Hablar por hablar. Historias de madrugada’, y en 2006 ‘Sin ti. Cuatro miradas desde la ausencia’ (Finalista del IV Premio Setenil al Mejor Libro de Relatos), ambos de no ficción. ‘La vida imaginaria’, con la que se ha proclamado Finalista del Premio Planeta 2012, es su primera novela.