«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

miércoles, 1 de agosto de 2012

Tal vez hasta septiembre.

Se acabó. La entrevista de Mariano Guindal cierra el ciclo de escritores, directores de cine y dibujantes. La idea es continuar en septiembre, pero ¿quién sabe dónde estaremos entonces?

La crisis nos está enseñando a vivir el día a día, apurando cada minuto y cada hora, y a comprender que después del lunes seguramente vendrá el martes, pero que mientras hay lunes, el martes no existe. Cosas de la globalización.

Herme Cerezo



Mariano Guindal, periodista y escritor: “En esta crisis todos tenemos ahora que encontrar zonas de entendimiento”

Cuando en agosto de 2007 se inició la crisis económica, nadie pensó que España terminaría siendo un país tutelado por la Unión Europea. En abril 2012, la única manera de evitar el colapso financiero era cumplir las exigencias impuestas por Berlín. Dos años antes, el 10 de mayo de 2010, estuvimos a punto de ser intervenidos. Zapatero lo evitó in extremis a cambio del primer ajuste social de la democracia hasta entonces. Pero aquellos sacrificios resultaron insuficientes. El 4 de agosto de 2011, el Banco Central Europeo envió una carta confidencial al gobierno en la que le exigía ocho durísimas condiciones para seguir suministrando liquidez. Zapatero y Rajoy pactaron una modificación urgente y exprés de la constitución, que cristalizó en los primeros días de septiembre. Tras las elecciones de noviembre de 2011, el político gallego se convirtió en el presidente del gobierno con más poder en la democracia española gracias a su mayoría absoluta, pero con menos margen de maniobra que ninguno de sus predecesores. Las grandes decisiones venían impuestas desde Bruselas.