«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

miércoles, 29 de mayo de 2013

Aleix Saló, dibujante de cómic y escritor: “Las recetas antiguas no volverán a funcionar, ya no valen. Caminamos hacia un entorno de mucha libertad y volatilidad, con multitud de oportunidades nuevas”



Si en ‘Españistán' y 'Simiocracia' analizaba las causas y consecuencias de la crisis en España, el ilustrador Aleix Saló estudia ahora el momento político y socioeconómico europeo en 'Europesadilla: Alguien se ha comido a la clase media', editado por DeBolsillo, retrocediendo hasta el neolítico para ver cómo hemos llegado a la situación actual y las posibles salidas a la crisis. Un libro en el que, una vez más, demuestra su inteligencia y facilidad para explicar con acierto temas económicos complicados y delicados. Si no fuera por los necesarios tintes de humor que impregnan la obra, en otro tiempo ‘Europesadilla’ habría sido etiquetado como manual de divulgación.

Aleix, tu libro lleva varias semanas encaramado en todo lo alto de la lista de libros de no ficción más vendidos, ¿cómo te sientes?
Hombre, estoy muy satisfecho aunque todos estos datos son relativos. A mí lo que me importa es, primero, vivir de mi trabajo, porque eso redunda en que me pueda dedicar por completo a mi labor y aumentar su calidad; y, segundo, agradar a la gente, algo muy importante en los momentos que atravesamos.

¿‘Europesadilla’ nace con ánimo didáctico o como sacudidor de mentes?
Pues, siguiendo mi trayectoria anterior como dibujante de viñetas satíricas publicadas en los periódicos, partí con ese ánimo, pero el aspecto didáctico llegó después, a medida que me iba introduciendo más y más en el trabajo. Me di cuenta que necesitaba explicar ciertos detalles y comprobé que lo que le gustaba a la gente es precisamente la mezcla entre lo satírico y lo divulgativo, siempre teniendo en cuenta que mi concepto de divulgación es de segunda división. Digamos que intento ser un puente entre lo que se explica  sobre la crisis en el mundo académico y lo que percibe la calle.

¿Es indispensable el humor para enfrentarnos a estos tiempos tan complicados?
Es una buena manera de verlo. En la actualidad, el entretenimiento se ha convertido en un ingrediente válido para enfrentarnos  a la época que nos ha tocado vivir. Hay más ejemplos que juntan crítica y entretenimiento, como son la revista ‘Mongolia’, los programas televisivos del Gran Wyoming y ‘Salvados’ de Jordi Évole..

En el libro, para explicar Europa recurres a la técnica de compararla con otros continentes.
He trabajado tanto los aspectos históricos como los geográficos y no puedes definir a un hombre o a un colectivo si no los comparas y contrapones con los demás. Gracias a esta técnica, comienzas a saber qué no es Europa, un continente que no tuvo conciencia de sí mismo, hasta que no apareció un factor externo de cohesión: el mundo musulmán. Europa, hasta entonces, era un grupo de reinos sin nada en común y que descubrieron que el vínculo que les unía era la religión. De ahí arrancó el concepto de la Cristiandad. Hay un cierto paralelismo entre entonces y ahora, justo cuando nos encontramos en otro punto de inflexión, cuando Asia, gracias al mercado global, ha cobrado preeminencia y compite con nosotros. Es necesario que Europa recupere su papel preponderante.

¿El feudalismo significó el primer paso para establecer diferencias?
Sí, para mí el feudalismo es un concepto clave para definir a cualquier sociedad: yo cedo libertad a cambio de que tú me proporciones seguridad. Para mí ese es uno de los estira y afloja que existen entre la sociedad y el estado. El estado, ahora, se está redefiniendo para enfrentarse a la globalidad porque tenemos un estado europeo, para bien o para mal, que es muy voluminoso e intervencionista. El mercado económico español es poco competitivo. Nuestras empresas son oligopolios que no permiten la competencia y que están bien tratadas por el estado.

Ahora que las cosas vienen mal dadas, ¿en España el sentimiento europeo es igual al que existía en los tiempos de bonanza?
Esa es una buena pregunta que no hemos respondido aún. La idea de la comunidad europea la cocinaron los de arriba y después trataron de que llegara a la población. Y esto último no lo han conseguido y no ha llegado a cuajar del todo. Creo que falta hacer más cosas todavía lograrlo. Mi propio libro, aunque es una sátira un poco cruel, también es un homenaje a esta Europa futura, porque está planteado para que pueda ser leído y comprendido por todo el continente.

¿Cómo se conjugan en la actualidad los términos economía y democracia?
Para mí son dos asuntos diferentes. La economía no tiene por qué marchar mejor dentro de una democracia. El mejor ejemplo de todo lo contrario es China, que avanza y progresa sin un sistema democrático de gobierno. Como digo, son dos asignaturas que hay que trabajar separadamente. Habría que procurar una mejor participación de la población en las instituciones, pero no a través de mecanismos nuevos como se viene diciendo, sino con los de siempre. En España, los caminos clásicos tienen una participación muy baja y eso provoca que el poder político pueda desenvolverse con mucha autonomía y sin apenas control.

¿Vamos hacia una sociedad en la que la gran perjudicada es la clase media y en la que su estratos sociales se extrapolarán más?
Está claro que la clase media es la que aguanta porque es la más cumplida. Las clases más privilegiadas pueden esquivar mejor los golpes, pero el aumento de diferencias entre ricos y pobres no se ha demostrado todavía. En el caso español, creo que había más distancia entre ricos y pobres durante la época de la burbuja que en la actualidad. La clase media se defendía bien con proyectos a medio plazo: planes de ahorro, compra de pisos, de coches, créditos, etcétera, pero ahora todo está yendo mucho más rápido y comprobamos que el patrimonio resulta difícil de vender y que pierde valor enseguida. Los que mejor están sobrellevando la crisis son todos los que soportan una carga muy débil sobre sus espaldas. Este hecho está dinamitando todo lo anterior y obligará a redefinirse a la clase media.

¿Abrir la puerta a la inmigración fue el primer paso para abaratar salarios y menoscabar a la clase media?
No coincido con las teorías premeditadas, es decir, no pienso que el caos en el que estamos inmersos ahora haya sido diseñado, pienso que ha surgido de improviso. No creo que la llegada de inmigrantes fuese provocada para cambiar la situación existente. Todos los estados desean tener una población solvente, ninguno quiere que un país se empobrezca porque eso no beneficia absolutamente a nadie.

En ‘Europesadilla’ estableces una curiosa e interesante comparación entre la arquitectura y la evolución de la pujanza de los estados.
Estudié arquitectura y tengo la tendencia de explicar cosas complejas a través de imágenes. En esta línea, comprobé, sin que hubiera una relación de causalidad, que existía un paralelismo entre el continente más hegemónico y el que construía los edificios más altos. Hasta la Edad Media, Europa no levantó una catedral más alta que las pirámides de Gizeh y coincidió justo con su periodo de hegemonía. Y no perdió esta posición hasta que no despuntó Estados Unidos. Ahora lo que me llama la atención es que, desde 1998, todos los edificios más altos se han construido en Oriente, lo que nos da una idea de por donde van los tiros.

En 2010 Alemania terminó de pagar las deudas contraídas con Europa durante la II Guerra Mundial, algo que coincide más o menos con el momento en que comenzaron a apretar las tuercas al resto de países europeos, ¿cómo crees que se recordará a Ángela Merkel?
Creo que será odiada y estimada a partes iguales, pero todo el mundo le tendrá una gran consideración porque es consecuente con sus ideas y se hace respetar. El problema es que lleva esos planteamientos hasta los últimos extremos y ejecuta sus ideas pase lo que pase, sin advertir que les falta un poco de mano izquierda para tratar que su plan cause el menor daño posible. Pienso que Merkel no es consciente del mal que ha causado a Europa.

La última: ¿veremos tiempos prósperos alguna vez?
Si viene la prosperidad, que vendrá, será fruto de un contexto nuevo. Las recetas antiguas no volverán a funcionar, ya no valen. Caminamos hacia un entorno de mucha libertad y volatilidad, con multitud de oportunidades nuevas y la sociedad futura será una mezcla de las de Asia y la de Estados Unidos.



SOBRE ALEIX SALÓ

Aleix Saló (Ripollet, Barcelona, 1983) empezó muy joven a publicar sus viñetas en diferentes medios locales, abandonando sus estudios de arquitectura para dedicarse en exclusiva a dibujar. La dura realidad, sin embargo, le obligó a compatibilizar su trabajo ilustrador con otros cometidos meramente alimenticios. Durante 2008 trabajó en ‘El Jueves' y la editorial Glénat España le editó su primer libro,’ Fills dels 80: La generació Bombolla.’ En 2011 publicó ‘Españistán. Este país se va a la mierda’ y, avalado por la popularidad y el éxito alcanzado, Random House Mondadori publicó su tercera entrega, ‘Simiocracia’ en 2012.