«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

lunes, 13 de mayo de 2013

Noemí Sabugal, ganadora del Premio de Novela Felipe Trigo: “El alzamiento del 18 de julio se produjo para subvertir el resultado de las urnas”

En marzo de 1936, Madrid es una ciudad convulsa tras la reciente victoria del Frente Popular en las elecciones. En un céntrico callejón aparece estrangulada una niña de catorce años, cuyo cadáver muestra un decoro inusual; un lazo perfecto en el cabello, las manos cruzadas sobre el pecho, el vestido bien estirado sobre las piernas rígidas… Y no será la última. Julián Fierro, inspector del Cuerpo de Investigación y Vigilancia, se enfrentará a estos casos de asesinato en una capital crispada, donde los atentados y enfrentamientos son el preludio de un inminente golpe militar. Esta es la atmósfera que envuelve ‘Al acecho’, la novela editada por Algaida, con la que Noemí Sabugal ha conquistado el XXXI Premio de Novela Felipe Trigo.

Noemí, ¿qué destacarías del Premio Felipe Trigo que acabas de ganar con tu novela?

Mira, lo más importante es pensar que el jurado del Felipe Trigo son los lectores, profesores de universidad y de instituto. En Villanueva de la Serena, la localidad donde se convoca, tienen el concurso como algo muy suyo. Organizan una multitudinaria cena de gala y ves que tu novela es la que ha llamado la atención entre todas las presentadas. Por supuesto, no puedo olvidar la promoción que significa haberlo ganado, porque te permite dar a conocer mejor la novela.

Sin premios, ¿habría menos libros publicados en España?

Creo que no, los habría igual. En esto de los premios en España tenemos otro sistema. En Italia, por ejemplo, se publica bastante y existe mucho premio al libro ya editado. Aquí de este tipo hay pocos: el Nacional de Narrativa, el Tigre Juan y el de la Crítica. Es una pena que no haya más.

¿De dónde surgió la idea de escribir ‘Al acecho’?

Leí un libro de Rafael Abella sobre esta época y me pareció que quedaban muchas cosas por saber todavía. Mis abuelos, por ejemplo, no tienen conciencia de haberla vivido porque eran muy pequeños y pensé que era una forma de recuperar aquel tiempo perdido. Decidí que la novela transcurriera entre marzo y agosto de 1936 cuando cayó el primer bombardeo sobre Madrid. La República fue una época en la que no había censura, en la que se llevó a cabo una reforma escolar muy interesante. Fue un modelo de estado que no pudo fraguar por falta de tiempo. Tampoco podemos olvidar que, desde el punto de vista de la literatura, fue un momento espléndido. Todos los grandes poetas de España, Salinas, Lorca, Alexandre, Dámaso Alonso o los hermanos Machado son de entonces.

¿Cómo etiquetarías tu novela?

No me gustan estas cosas reduccionistas, pero para mí pertenecería al género negro porque se trata de una novela de denuncia. Cuando Hammet comenzó con la novela negra, en Estados Unidos había muchas prohibiciones. Fue una época de revueltas sociales, de violencia, doméstica incluso, de desempleo, de corrupción política…

¿El hecho de que te iniciaras como periodista de siniestros te ha influenciado en tu decantación por el registro negro?

No, no, llego al género a través de la lectura de novelas negras, aunque sí que es cierto que mi ocupación me ha proporcionado una cierta base.

A la hora de escribir esta novela, ¿qué te ha interesado más: centrarte en los asesinatos en sí o reflexionar sobre lo que ocurrió durante la República?

Me interesan ambas cosas porque se unen, aunque en la novela están bien diferenciadas la parte histórica y la de ficción. He tratado de que el lector se sitúe en aquellos años y  se pregunte cómo reaccionaría él mismo ante una situación como aquella. A fierro, el policía, por un lado, le llegan los asesinatos y, por otro, percibe el conflicto social que se vive en Madrid. Las muertes de las niñas son una oportunidad perdida, igual que la República. Este inspector es un descreído, un tipo que sabe que el compromiso político tiene unos riesgos, que en su día asumió su padre al que no le fue bien. Él se implica en el caso de las niñas, trata de de centrarse en eso, pero las circunstancias que le envuelven le arrollarán al final de la novela.

Hay una idea estereotipada y tergiversada de la República. Parece que solo sea un régimen de izquierdas, cuando es un sistema político igual que cualquier otro.

Sí, eso viene de que durante cuarenta años hubo que justificar un golpe de estado. Si tienes que justificar que tomaste el poder por las armas, dices que la cosa derivó en guerra porque no hubo otro remedio, porque el sistema estaba viciado y la situación lo exigía. Y eso no fue así. Si en 1936 las elecciones las hubiera ganado la CEDA en lugar del Frente Popular, el golpe de estado no hubiera tenido lugar. El alzamiento del 18 de julio se produjo para subvertir el resultado de las urnas. Por lo tanto, todo lo que se dijo durante esos cuarenta años fue nefasto, dejando de lado que durante dos años la República fue gobernada por partidos de derechas. Es verdad que fue un momento difícil, con muchos problemas sociales y económicos, pero el golpe fue premeditado. Una estructura golpista semejante exige mucho tiempo para organizarlo.

En ‘Al acoso’ introduces noticias de época, ¿lo haces para que actúe de hilo conductor o para ratificar lo que se cuenta?

Me pareció muy importante proporcionarle al lector las mismas noticias que yo había utilizado para documentarme. Si leemos periódicos de entonces, nos daremos cuenta de lo parecidos que son estos anuncios a los de ahora.

¿El final de la novela solo se podría dar en aquellos momentos?

Creo que el protagonista no resulta siempre agradable y simpático. Yo no hago hagiografías, me interesan personajes más torturados, porque en ellos afloran las contradicciones humanas. Cuando todo el mundo en España estaba identificado con uno u otro bando, Fierro intenta no comprometerse, pero creo que la decisión que adopta al final se podría dar en cualquier momento. De hecho, para él, el 18 de julio no significó el inicio de una guerra, porque la gente pensaba que aquello no duraría mucho y que no iría a más. Es como ahora que nos preguntamos qué va a ocurrir: ¿va a haber un estallido? No lo sabemos.

¿Le concederás una segunda oportunidad a Fierro para protagonizar otra novela?

Desde luego el siguiente libro no es para él, pero si tenemos claro que lo que aconteció después de 1936 también es muy interesante y acumulo fuerzas suficientes,  es posible que se la conceda.

La última: ¿tu siguiente entrega se moverá también en territorio policial?

Mi próxima novela no pertenece al género negro. Tiene relación con el mundo del crimen, pero trata de segundas oportunidades, de una persona que desciende de nivel social y que ha de rehacer su vida.

 
SOBRE NOEMÍ SABUGAL 
Noemí Sabugal (Santa Lucía de Gordón, León, 1979) es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha trabajado para distintos medios de comunicación (El Mundo, El Mundo-La Crónica de León y Diario de León, el semanario Interviú y los Servicios Informativos de la cadena Ser). En 2005 su labor fue reconocida con el Premio de Periodismo de Castilla y León Francisco de Cossío, por el reportaje 'De cruce de caminos a cruce de culturas', sobre la inmigración en el barrio leonés del Crucero. Su primera novela, ‘El asesinato de Sócrates’, fue finalista del XI Premio de Novela Fernando Quiñones.