«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

sábado, 7 de septiembre de 2013

Santiago Posteguillo, escritor: “Frente a las disciplinas académicas, la novela histórica se permite el lujo de fabular mediante la utilización de hipótesis probables”


Circo Máximo es la historia de Trajano y su gobierno, guerras y traiciones, lealtades insobornables e historias de amor imposibles. Hay una vestal, un juicio, inocentes acusados, un abogado brillante, mensajes cifrados, dos aurigas rivales, gladiadores y tres carreras de cuadrigas. Hay un caballo especial diferente a todos, leyes antiguas olvidadas, sacrificios humanos, amargura y terror pero también chispazos de nobleza y esperanza, como la llama del Templo de Vesta que mientras arde preserva a Roma. Lo que ocurre es que algunas veces esta llama tiembla y la rueda de la Fortuna comienza entonces a girar. En esos instantes todo corre peligro, incluida la vida del emperador. Y eso es lo que pasó: hubo un complot para asesinar a Marco Ulpio Trajano. Bajo estos parámetros, Santiago Posteguillo acaba de publicar ‘Circo Máximo’, su nueva novela, editada por Planeta, segunda entrega de su trilogía sobre el emperador hispano Trajano, cuyas ventas marchan viento en popa pues, tan solo una semana después de su publicación, lleva ya dos ediciones agotadas y la tercera acaba de ser puesta a la venta. Sobre ella y algunas curiosidades del mundo romano y del editorial conversé con el escritor valenciano durante el primer viernes de septiembre.

Santiago, para comprender bien esta segunda parte de tu trilogía, ‘Circo Máximo. La ira de Trajano’, ¿es preciso haber leído previamente la primera?
Como escritor intento cada vez que cualquiera de mis novelas se pueda leer de modo independiente y, a ser posible, trato de que el lector se quede con ganas de leer más novelas mías y que se interese por todo lo que he escrito hasta la fecha.

Este segundo volumen viene acompañado de un lanzamiento muy importante por parte de la editorial.
Sí, es cierto, pero eso ya se intentó en el primer volumen ya que lo íbamos a presentar en Roma y, cuando estábamos a punto de salir de Madrid, Berlusconi subió el IVA, en Italia se declaró una huelga general y el Coliseo se cerró con lo que hubo que suspenderlo todos los actos previstos. Volviendo a este segundo volumen, he de decir que no tengo la menor dudad de que si la novela no funciona, la culpa será mía, porque Planeta está poniendo toda la carne en el asador no solo ahora sino durante todo el proceso de edición. Por otro lado, este libro tiene mucho más trabajo que el anterior y la editorial ha mantenido el precio. No tengo más que palabras de agradecimiento hacia ellos.
Ese lanzamiento, las ventas y la repercusión mediática, ¿qué suponen para ti: canas, urticaria, placer, responsabilidad…?
Todas estas cosas te añaden responsabilidad, no sé si excesiva o no, y te meten un poco de presión. Pero la vertiente positiva de esta presión es que hay que encauzar todo eso de modo constructivo, transformándolo en un estímulo para seguir trabajando con método, tenacidad y esfuerzo, sin evitar ni un ápice la labor previa de documentación.

En el libro agradeces enormemente el trabajo de las personas que han intervenido en su preparación, ¿al final del proceso editor el autor es solo una pieza más de todo el engranaje?
El autor es el único responsable de todo lo textual y en eso te comportas como un kamikaze. Si el texto no está bien, todo lo demás se desmorona. No obstante, disponer de unos buenos elementos auxiliares y colaboradores externos, que sepan airear convenientemente las bondades de tu producto, es lo que hace que el libro sea más conocido y eso no es obra del autor, aunque conceda un montón de entrevistas para ayudar en su promoción. En el aspecto de la edición en sí, el trabajo de la editora, en este caso de Puri Plaza ha sido fundamental, apoyándome en todo momento.

¿Desde el principio te planteaste la trilogía como una unidad o has ido construyéndola poco a poco, un libro tras otro?
Desde el primer momento está claro que has de disponer de una estructura general de la obra. Tenía claro que el primer libro trataría de cómo y porqué llegaba Trajano al poder; el segundo, versaría sobre la Guerra de la Dacia, así como otros asuntos tales como las carreras de cuadrigas; y el tercero corresponderá a las campañas de Oriente y otras cosas en las que estoy trabajando ahora. Es evidente que todo no lo puedes tener completamente perfilado, porque hay aspectos que se modifican según lo que les va a ocurriendo a los distintos personajes, especialmente a los de ficción.

¿Qué diferencias encontramos entre el Trajano del primer volumen y el del segundo?
En este segundo volumen Trajano empieza a acumular años en el poder absoluto intentando hacerlo bien y eso le lleva a desarrollar una personalidad no sé si más desencantada, pero sí con muchos más tintes grises que al principio, cuando ingenuamente creía que todo podía hacerse bien, sin tener en cuenta las resistencias de los demás, a pesar de que se trate de un gobernante absoluto como el emperador de Roma.

Citabas antes personajes de ficción, ¿para qué los has utilizado exactamente en el libro?
Los personajes de ficción son tremendamente útiles para rellenar vacíos en la historia sin dar saltos en el tiempo y evitando que surjan huecos extraños. También te proporcionan una capacidad de maniobra mucho mayor a la hora de dotar de dramatismo a la novela en los pasajes en los que lo necesita para mantener la tensión. En la novela he intentado no usar la ficción contra la historia, utilizándola únicamente como complemento.

Dión Coceyo era un filósofo griego que tenía fácil acceso a la figura del emperador, ¿era frecuente que este tipo de personas estuviera tan próximo al poder?
No, no lo era. Trajano era un tipo especial y quería tener tipos especiales a su alrededor. En general, al final de sus mandatos, los emperadores y gobernantes solo admitían a su lado a los aduladores. Lo que diferencia a Trajano de los demás es que él, además de los aduladores, necesitaba la proximidad de personas que le dijesen la verdad. Coceyo era un tipo astuto e inteligente, que había vivido mucho y renunciado a casi todo y contaba lo que realmente pensaba y veía. En este sentido se parecía un poco a Jesucristo. Esta característica suya está recogida en las fuentes clásicas. En una ocasión Trajano llegó a decirle que no le entendía, pero que le quería porque le decía lo que los demás no se atrevían.

A la hora de acercarse a la figura de Trajano, ¿es mejor hacerlo desde un punto de vista ortodoxo y académico o a través de la ficción?
Uno de los aspectos que aporta la novela histórica frente a las disciplinas académicas es que se permite el lujo de fabular mediante la utilización de hipótesis probables. Un académico puede decir que algo no ocurrió sin que se sepa por qué. Sin embargo, un escritor puede aportar suposiciones que expliquen por qué las cosas no sucedieron. Estas suposiciones podrán ser más o menos fantásticas, pero han de ser posibles.

En el libro encontramos esta frase: "La vida es como un enorme Circo Máximo: siete vueltas, catorce giros, y en cada giro nos jugamos la propia vida", realmente ¿Trajano pensaba que la vida era así?
No, es un texto mío puesto en boca de Trajano. No he encontrado ningún lugar en el que pronunciara estas palabras, pero me parecía bonito y me servía para trazar su evolución como personaje. Él no hubiera podido decir esta frase en el primer volumen, pero ahora sí. Al final, lo que viene a significar es que lo importante en la vida no es ganar, sino sobrevivir. El mundo es injusto y no siempre sobreviven los mejores. A pesar de ello, esto no es óbice para que el emperador continuara intentando hacer las cosas correctamente.

¿Qué importancia tenían las carreras en la Roma de entonces?
Las carreras de aurigas de entonces eran el fútbol de hoy en día. Tenían seguidores y detractores y había peleas en las calles de Roma entre partidarios de una y otra corporación de cuadrigas. Los aurigas, sobre todo cuando ganaban carreras, cobraban mucho dinero tanto como Ronaldo o Messi en la actualidad.

Has afrontado la descripción de las carreras de cuadrigas como si se tratara de una retransmisión deportiva televisiva.
Sí, se me ocurrió porque soy aficionado a las carreras de Fórmula 1 y las cuadrigas eran la Fórmula 1 de los romanos. Al hacerlo de este modo he podido cortar la carrera e intercalar otras escenas del mismo lugar pero de otras partes y luego regresar a la arena. Mientras lo escribía me planteaba que yo tenía la carrera en la cabeza, pero había que pensar en el lector que lee cuando puede: en el metro, al acostarse, etc. Me pareció una estructura muy útil, se lo comenté a la editora y le pareció bien. Y aquí está.

Durante toda la novela planea el tema de las conjuras y del miedo a los pretorianos, es casi como una amenaza constante.
Desde que los creara Augusto, los pretorianos habían intervenido en demasiadas muertes de emperadores y de senadores. Mataron a Calígula y a Tiberio, aunque este último extremo no está del todo claro, abandonaron a Nerón y se rebelaron contra Nerva. Los jefes del Pretorio tenían tradicionalmente una mala relación con los senadores, así que cuando Trajano llegó al poder lo primero que hizo fue sustituir a los pretorianos por legionarios veteranos que habían servido a sus órdenes y eliminar a los jefes. La guardia pretoriana de Trajano no mató a nadie, se limitó a detener a los corruptos, para que devolviesen el dinero que se habían llevado, y desterrarlos después, lo que era un importante avance para la época.

Los juegos y las carreras en el Circo eran patrocinados por empresarios privados, ¿qué beneficio obtenían con ello?
Entre el pueblo obtenían popularidad y ante el emperador les valía la posibilidad de ser designados para desempeñar determinados cargos como el de gobernador de alguna provincia romana. Hubo emperadores que se dejaron influir mucho por estos personajes y otros que muy poco.

En el libro aparecen las bibliotecas, ¿estos edificios tenían la misma consideración que actualmente?
La idea de biblioteca pública apareció bajo los romanos, durante los gobiernos de Julio César y Augusto. Ellos crearon el concepto de préstamo por el cual cualquier ciudadano podía pedir un papiro para leerlo y esto es algo muy interesante. Ahora bien, ¿quién estaba en condiciones de pedir un papiro? Pues, evidentemente, solo la gente culta, que era la que sabía leer aunque podía pedirlo cualquiera. Pero el solo hecho de pensar que el hijo de un senador, acompañado de su pedagogo, podía efectuar consultas en una biblioteca ya es una idea muy avanzada. En Roma llegaron a haber veintiocho bibliotecas funcionando simultáneamente.

Dejas caer también la presencia de cristianos en la novela, ¿qué papel jugaban los cristianos en esta época?
Los cristianos eran un elemento secundario entonces. Tenían un problema muy grande para ellos porque creían que el mundo se acababa y no era así. Los discípulos de Jesús iban muriendo y estaban preocupados por saber quién contaría sus enseñanzas después. Por eso surgió el Nuevo Testamento. El tema de los cristianos concluirá en el tercer volumen de la serie.

La última: ¿alguna lucecita en tu cerebro te invita a escribir una novela no de romanos en un futuro más o menos próximo?
Sí, está por ahí, no me martiriza pero anda por ahí. Alguna vez espero hacerlo pero sé que algún día cuando lo haga puede pasar que sufra grandes críticas, como le ha pasado a J. K. Rowling, salvando las distancias, con su nueva novela que no es de Harry Potter. En este país en especial te están esperando a la vuelta de la esquina para sacudirte.



SOBRE SANTIAGO POSTEGUILLO
Santiago Posteguillo (Valencia, 1967), filólogo, lingüista, doctor europeo por la Universidad de Valencia, es en la actualidad profesor titular en la Universitat Jaume I de Castellón, donde imparte clases de lengua y literatura inglesas, con atención especial a la narrativa del siglo XIX. Autor de más de setenta publicaciones académicas, en 2006 publicó su primera novela, ‘Africanus, el hijo del cónsul’ (2006), primera parte de una trilogía que continúa con ‘Las legiones malditas’ (2008) y `La traición de Roma’ (2009). En 2008 quedó finalista del Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza con ‘Las legiones malditas’ y el año siguiente se le entregaron los premios de Mejor Novelista Histórico Hislibris 2009 y Mejor Novela Histórica Hislibris 2009 por ‘La traición de Roma’. En 2010, la trilogía de Escipión continuó recibiendo diversos reconocimientos, como el Premio de la Semana de Novela Histórica de Cartagena y el Premio de las Letras Valencianas otorgado ese mismo año a Santiago Posteguillo por la Generalitat Valenciana. En 2011, su novela ‘Los asesinos del emperador’ quedó finalista en los Premios de la Crítica Literaria Valenciana y en los premios Hislibris.com. Un año más tarde, publicó ‘La noche en que Frankenstein leyó el Quijote’, libro acogido con enorme éxito de crítica y público. El programa cultural «Continuará» de La 2 de Televisión Española en Cataluña concedió a Santiago Posteguillo el Premio de las Letras 2012.