«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

martes, 15 de julio de 2014

Andrés Pascual, escritor: “’Edén’ es un thriller que, más que proporcionar respuestas, persigue remover conciencias”

Andrés Pascual asegura que escribe acostado, dibujando una complicada postura, completamente ergonómica, construida con almohadones y cojines, más propia por su diseño de un millonario norteamericano que de un escritor de a pie. No fuma, no bebe café ni té, se levanta, toma leche con Nesquik y un plátano, regresa a la cama y comienza a escribir. En plena canícula estival, con el Mundial de fútbol ya estrenado, presentó en Valencia su nueva novela, ‘Edén’, editada por Plaza&Janés, en la que a Mika, la protagonista, no le sonríe la suerte últimamente. En paro y sin perspectivas de futuro en España, decide abandonarlo todo y buscar trabajo en Brasil, el floreciente país de las nuevas oportunidades. Poco después de aterrizar en São Paulo, un repentino apagón deja a oscuras a sus veinte millones de habitantes. Al instante, siete potentes focos que forman una estrella sobre la azotea de un rascacielos iluminan las favelas del extrarradio. Entre tanto, las redes sociales se inundan con la fotografía de un cadáver sin identificar y el texto “Día Primero”.  Pero este arranque no es más que una cadena de increíbles acontecimientos que convertirán a Mika en la pieza fundamental de una trama de inabordables proporciones.
Andrés, eres abogado, viajero, escritor… ¿de dónde sacas tiempo para escribir?
Escribo todos los días por la mañana, de siete y media a once y veinte. Llevo una vida milimetrada hasta tal punto que la rutina deja de ser un yugo para convertirse en una bendición cuando cumplo a rajatabla mis horarios. Si uno hace tantas cosas como yo, ésta es la única manera de avanzar sin dispersarte.
En el mundo de la música has sido cantante y pianista, dos roles bastante relacionados con la composición, ¿lo tuyo es crear sin importar el campo?
Sí, sin duda. No me las puedo dar de creador bueno o malo, pero desde que puse el pie en esta tierra supe que necesitaba  mostrar algo a los demás. También me va el espectáculo, pero tengo claro que lo mío es expresarme a través de las decepciones. De hecho, mi primera novela, ‘El guardián de la flor de loto’, la escribí después de una frustración musical, de una decepción. Con aquel primer manuscrito en la mano me sentí más realizado que con todas las canciones que había compuesto hasta entonces.
¿Cómo surgió la idea inicial para escribir ‘Edén’?
Me encontraba en Silicon Valley con una expedición de empresarios navarros, viendo cómo funcionaba el mundo de la innovación para adaptarlo de forma transversal a la literatura, visitamos IDEO, que en mi libro es CREATIO, una empresa donde fabrican absolutamente de todo lo imaginable, desde un móvil hasta una democracia para un país totalitario. Al conocer aquello pensé que eran como dioses, porque podían crear cualquier cosa y me pareció que  podía ser una excelente protagonista para una novela. De hecho, durante mucho tiempo, ‘Edén’ se llamó CREATIO porque era lo que me la inspiraba.
Esta novela y alguna anterior tuya han surgido después de efectuar viajes, ¿necesitas viajar para escribir?
Necesito viajar para vivir. Creo que la vida es un viaje constante, tanto hacia afuera como hacia dentro. El interior es el viaje más apasionante de todos, porque nos sirve para descubrir lo que amamos de verdad y entregarnos por completo sin esperar nada a cambio.
Mika, la protagonista, es una licenciada en Publicidad, que marcha a Brasil en busca de trabajo, ¿estamos volviendo a la tierra que colonizamos hace varios siglos?
Sin duda, al fin y al cabo la evolución de las civilizaciones son ciclos y nosotros hemos cedido el testigo de la prosperidad. Si muchos lectores se sienten identificados con ella no será porque esté en paro, sino porque no sabe hasta cuándo permanecerá en esa situación. El viaje es una oportunidad de lanzarse a una aventura cuyo desarrollo Mika ignora.
La acción la has situado en Brasil, ¿no será por el Mundial de fútbol, verdad?
No te digo que no me alegro de la coincidencia, porque la gente cuando convive con algo quiere saber más cosas de ese algo y ahora convivimos con Brasil, algo que no es malo para la novela. Brasil era el escenario ideal porque allí está la Amazonía deforestada, que es el edén perdido, y las megaurbes que son el edén prometido y han degenerado en las favelas, esos núcleos de miseria que las rodean. Brasil reúne todas las maravillas y también todos los horrores del mundo, es perfecta para escribir una novela que habla de cambiar una civilización que camina por senderos equivocados.
¿Y por qué has escogido la estructura de thriller para ‘Edén’?
‘El guardián de la flor de loto’ ya tenía estructura de thriller, pero mis otras novelas no y me apetecía escribir un thriller con ritmo de cine norteamericano, un bestseller puro, sin complejos, con vocación de llegar a todo el mundo. Por otro lado, sentía el compromiso de volcar en la novela unas gotas de inspiración social en búsqueda de la reinvención de este planeta loco. Creo que en el día a día que vivimos, no siempre el ensayo es el género adecuado para lanzar preguntas sobre cuestiones muy profundas que todos debemos formularnos. En este sentido la ficción, tal vez, pueda llegar más lejos. ‘Edén’ es un thriller que, más que proporcionar respuestas, persigue remover conciencias.
Por lo que veo, con tu novela no solo buscas el puro divertimento.
No, trato de establecer un compromiso serio con el lector para que el libro sirva para algo más que de entretenimiento. He escrito una novela con interrogantes del modo más comercial que he sabido hacer.
El otro día un escritor decía que la capacidad de un autor para influir sobre la sociedad es muy pequeña.
El mundo lo cambian los lectores, no los libros, pero entre persecuciones en moto, disparos y escenas de amor caben dilemas extremos frente a los que tenemos que posicionarnos de una vez por todas con posturas radicales. Y no me refiero a arrojarnos a las barricadas, sino a establecer un código ético en el que no permitamos ni la más mínima fisura. Ha llegado el momento de decir que este es mi credo y que pase lo que pase no voy a permitir ni una ingerencia en mi burbuja. Precisamente por eso hice que Mika fuese una karateca ya que el mismo hecho de practicar un arte marcial lleva implícito un código de conducta.
‘Edén’ se inicia con ritmo trepidante: una cacería humana. ¿Este episodio está basado en un hecho real?
No me preguntes nunca si existen estas cosas terroríficas, porque seguramente sí existen. Hay cacerías humanas reportadas en distintos momentos, pero lo que sí está a la orden del día es la esclavitud a niveles feudales que se establece entre las comunidades nativas y los madereros, a cambio de cuatro sacos de arroz o de la construcción de una pista de baloncesto. Este es un tema duro porque nos movemos por galerías de la Tierra por las que se deslizan los seres humanos más infectos, tipos que generalmente coinciden con gente de enormes posibilidades económicas para hacerlo y evitar que trascienda.
Ese ritmo tan intenso que marcas al principio, ¿es fácil mantenerlo hasta el final?
Decía el director de cine Cecil B. de Mille que una película había de comenzar con un terremoto y después ir a más. Y en ‘Edén’ ocurre eso. Ha sido complicado conseguir mantenerla a lo largo de quinientas páginas, pero creo que esa crítica, la de la falta de intensidad, no podrán hacérmela.
El colectivo Boa Mistura desempeña un papel importante en ‘Edén’, ¿qué significa este colectivo para la novela?
No sé si sabes que Pablo Purone, uno de sus cuatro miembros, es mi primo carnal y este colectivo es una auténtica maravilla tanto si hablamos de personas como si lo hacemos de personajes. El hecho de que Mika sea amiga de Boa Mistura ya los dibuja, porque son el compromiso social  por excelencia y representan la lucha por construir un mundo mejor a partir de la creatividad, escenificada con brochazos de color en los agujeros más negros. Boa Mistura ha desarrollado su labor pintora por todo el mundo y para mí ha sido un experimento creativo muy bonito utilizar estos personajes reales y convertirlos en ficción.
Y ellos ¿cómo lo han llevado?
Les gusta más cómo aparecen representados en la novela que como son en realidad. Personalmente, estaba preocupado porque un experimento como este, si sale bien, no ocurre nada, pero si sale mal les puede hacer daño.
La última por hoy: sin desvelar nada, ¿el final de ‘Edén’ es esperanzador?
Absolutamente, sí y con esta afirmación no destruyo para nada la lectura de la novela. Todavía creo en el ser humano, tenemos que despertar, tomar conciencia y corregir nuestro rumbo.

Herme Cerezo

SOBRE ANDRÉS PASCUAL

Andrés Pascual (Logroño, 1969) compatibiliza su profesión de abogado con la escritura. Es coordinador del Aula de Cultura de Vocento en La Rioja, imparte conferencias en distintos países y colabora en radio con una sección sobre viajes alrededor del mundo de los que ha sido protagonista. Amante de la música, ha formado parte de varias bandas de rock como cantante y pianista. En su faceta de escritor ha publicado ‘El guardián de la flor de loto’, ‘El compositor de tormentas’ (finalista del Premio de Novela Ciudad de Torrevieja) y ‘El haiku de las palabras perdidas’.