«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

sábado, 14 de noviembre de 2015

Lara Síscar, periodista y escritora: «Defiendo la ficción como una herramienta apta para tratar temas reales»

Lara Síscar Peiró es de sobra conocida por su faceta como periodista de los servicios informativos de Televisión Española. Sin embargo, y como muchas de sus colegas, ahora ha decidido dar un paso adelante en su carrera e introducirse en el mundo de la literatura a través de su primera novela, ‘La vigilante del Louvre’, editada por Plaza&Janés. A través de sus páginas, la escritora gandiense da rienda suelta a su imaginación, movida por las impresiones que le produjo un cuadro mítico, ‘El origen del mundo’, obra del pintor Courbet. Las protagonistas de su historia, Diana, Claudette e Isabelle, son tres mujeres en cuyas vidas, de una u otra forma, también está presente este lienzo. Enigmático e inquietante, el desnudo femenino retratado por el artista francés, de un realismo desbordante, arrastra hasta nuestros días la leyenda de ser, por méritos propios, el cuadro más escandaloso de la historia del arte.

Lara, ¿qué os ofrece la literatura a las profesionales de los medios de comunicación que os sentís atraídos por la escritura de ficción? 
La literatura, por una parte, nos proporciona la oportunidad de demostrar que somos algo más que un rostro frente a una cámara, un aspecto que para las personas que tenemos otras inquietudes resulta importante. Y por otra, para los que además de trabajar como presentadores somos periodistas, como es mi caso, significa dar un paso casi natural para pasar de la realidad de las historias del día a día a la posibilidad de inventarlas.



Este paso del que hablas, ¿tiene también un componente de refugio para vuestra intimidad personal?
No lo había pensado nunca, pero es posible que sí tenga algo de refugio, porque la ficción te permite escribir para ti, hacia dentro, al tiempo que te proporciona un altavoz tan personal que es como el descanso de la realidad del día a día. El proceso de creación literario es de lo más íntimo y solitario con que te puedes encontrar.
¿Cómo te tropiezas tú con la historia que sirve de punto de partida a ‘La vigilante del Louvre’?
Esta historia tiene un personaje claro, que no es una persona sino un cuadro: ‘El origen del mundo’ del pintor Gustave Courbet. Aunque ya lo conocía, hace un par de años me tropecé de nuevo con esa imagen. La pintura es de 1866 y en aquel momento me pregunté cómo era posible que, a pesar del tiempo transcurrido, todavía me impactara y que a algunas mujeres les violentase verse enfrentadas a ella. Comencé a tirar del hilo y a partir de ahí nació esta historia y sobre todo surgió el personaje de Diana, que de las tres protagonistas de la novela, es la que reacciona con más fuerza ante el cuadro.
Si tuvieras que adscribir la novela a un género literario, ¿con cuál te quedarías?
La verdad es que hasta para mí misma resulta difícil encuadrarla en un género determinado. Creo que la definiría como novela de personajes, incluyendo en este término al propio cuadro, ya que es una historia que no está sujeta a ninguna norma, que no se espera nada de ella y que, al fin y al cabo, lo importante es la personalidad de cada una de las protagonistas de la narración.
Las tres protagonistas, como hemos dicho antes, son mujeres y la novela está escrita en primera persona, ¿en qué rincón de ‘La vigilante del Louvre’ se esconde Lara Síscar?
Estoy un poco en todas ellas, mejor dicho, un mucho, porque hay bastante de mí en esta novela. Pero aunque así sea no se trata de una confesión, porque no todo lo que sucede en el libro me ha pasado a mí. Aunque es mi primera obra, me he preocupado mucho para que los personajes resulten verosímiles. Unos piensan como yo y otros todo lo contrario o exhiben argumentos que conducen a formas de entender la vida que no entiendo ni comparto.
¿Hay que entender entonces que, a pesar de su trasfondo histórico, has ficcionado mucho?
Sí porque más allá de que la historia de ‘El origen del mundo’ es real, como también lo es la de la modelo y su relación con Courbet, defiendo la ficción como una herramienta apta para tratar temas reales. Me interesa mucho inventar una situación para expresar sentimientos.
Existe un personaje del que no hemos hablado y que también tiene mucha presencia en la novela, me refiero al Museo del Louvre. 
Sí, es muy importante. Solo he visitado dos veces el Louvre y no soy ninguna experta, pero Rubén Darío escribió ‘Azul’, una obre donde habla de París sin haber estado nunca en la capital francesa. El Louvre guarda una gran parte de la Historia de la Humanidad y es imposible retraerse a todo lo que allí se exhibe.
A Diana, la protagonista que citabas antes, guardiana de sala del Louvre, le irrita que la gente que acude a ver La Gioconda solo tenga una obsesión: fotografiarse delante del cuadro, sin prestarle demasiada atención.
Sí, le irrita porque es cierto que eso es lo que hacemos. Y me parece terrible. En este mundo hemos llegado a un punto en el que lo que menos nos importa es observar. Nos interesa más hacernos esa foto para demostrar a nuestros amigos que hemos estado allí, junto al cuadro de Leonardo. Nos perdemos las maravillas que nos ofrece la vida y también las que el Louvre guarda en su interior.
En el fondo, lo que nos importa realmente somos nosotros mismos y en este sentido solo nos faltaba las redes sociales.
Las redes sociales tienen una cara A muy obvia e interesante, que nos permite entablar relaciones con los demás, pero también tiene otra cara, la B, en la que todas las voces suenan igual de fuerte y hay individuos que no saben gestionar bien estas cosas y luego surgen problemas.
‘El origen del mundo’ es un cuadro que ha tenido una vida muy azarosa. Su último propietario antes de que pasara al estado francés fue Jacques Lacan, un psicoanalista. Menuda oportunidad para fantasear. 
Sí, es un cuadro para fantasear y eso es lo que él hizo. Lacan era una persona muy instruida, con ideas originales, avanzadas para su tiempo, un auténtico humanista, pero con esta obra se comportó del mismo modo que su anterior propietario. La escondió para lucirla únicamente ante sus amigos en momentos de intimidad y camaradería.
Definitivamente el cuadro pasó a poder del estado francés, su actual dueño, en el año 1995. 
Sí, en 1995 ya estaba en el Museo del Quai d’Orsay y es curioso que el día de la inauguración de la exposición, el ministro francés que acudió al acto se mantuvo todo el lado mirando al cuadro de frente, evitando a toda costa tenerlo a sus espaldas para que nadie le hiciera una fotografía en esa posición. ¡Y estamos hablando del año 1995! Había miedo a escandalizar y no es el único caso porque, por ejemplo, ‘La maja desnuda’ de Goya también se exhibió durante algún tiempo en una sala más discreta. 
En ‘La vigilante del Louvre’ hablas de las distintas miradas sobre el desnudo femenino y dices que los pintores son capaces de abstraerse y de trocear el cuerpo humano para pintarlo.
Sí, el pintor trocea el cuerpo humano para retratar la parte que le interesa y hay que ser un gran artista para hacerlo así o, al menos, intentarlo. Cuando una modelo se desnuda para ser pintada al natural, los pintores han de conseguir que no se sienta agredida, que sepa que no hay ninguna intención de desearla sexualmente. Isabelle, otra de las protagonistas de la novela, que es prostituta y modelo, percibe esa diferencia entre la mirada de los retratistas y la de los hombres que la frecuentan.
Estamos finalizando la entrevista y no hemos hablado de tu estilo: capítulos cortos, frases cortas, lectura rápida.
He estructurado la novela de esta manera precisamente porque buscaba eliminar todo lo que fuera puramente ornamental. A veces intentamos demostrar que sabemos escribir muy bien y para eso usamos frases muy largas y recargadas. Los escritores, cuyas lecturas frecuento y a los que más admiro, no hacen eso, sino que narran mediante frases cortas. Es verdad que al escribir dispones de todo el espacio que necesites, pero creo que es mejor hacerlo con la menor extensión y la menor cantidad de palabras posible.
Y la última por hoy: ¿tienes ya algún proyecto literario nuevo en mente?
Sí que lo tengo, aunque no son más que varias ideas muy deslavazadas aún. Desde luego mi intención es escribir una nueva novela, porque haber publicado una ya, te da alas para hacerlo. Otra cosa es que luego surja alguna editorial interesada en publicarla o no.
SOBRE LAURA SÍSCAR

Lara Síscar Peiró (Grao de Gandía, Valencia, 1977) es periodista de los servicios informativos de Televisión Española desde 2007. Antes de eso, ha recorrido redacciones y productoras por Madrid, Valencia y Barcelona donde ha sido ayudante de producción, redactora, reportera y presentadora. ‘La vigilante del Louvre’, editada por Plaza&Janés, es la primera novela de una autora que ha escrito toda su vida y a la que solo la impaciencia le ha impedido publicar. 

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